Presentación del libro Algoritmos médicos de patologías frecuentes en pediatría

La pintura “The Doctor”, de Sir Luke Fildes, fechada en 1891, nos llena la vista de una escena magistralmente llevada al lienzo, en la que, en una pequeña habitación apenas alumbrada por una lámpara y la luz de la mañana, que tímida entra por la ventana, ocurre un drama angustioso en extremo, cuyos protagonistas son una niña gravemente enferma, un padre desconcertado, una madre desconsolada y un médico de mirada atenta-inteligente-escrutadora.

La mente del galeno debe ser un torbellino de análisis de posibilidades que le permitan aplicar sus conocimientos con sabiduría y ética. Sin duda, ya debió revisar, en las horas y minutos previos, la literatura médica disponible actualmente.

Los médicos, y en especial quienes atienden niños, en algún momento de su práctica profesional, van a requerir del apoyo de bibliografía selecta y actualizada, que les permita establecer su criterio en el manejo de algunos casos, y de ser necesario, redirigir sus esfuerzos cuando estos son especialmente difíciles y complicados.

En este contexto, sería un desacierto no mencionar a instituciones y personas que, en nuestro país y provincia, cumplieron un papel de nítida importancia en el desarrollo y consolidación de una de las ramas de la ciencia médica, que se dedica al cuidado de la salud de quienes son presente y futuro de la humanidad: los niños. La imposibilidad de disponer de información completa de todas las provincias del país dejará injustamente fuera de esta relación a verdaderos héroes anónimos de la pediatría ecuatoriana.

En la ciudad de Quito, los Hospitales San Juan de Dios, Eugenio Espejo y el Hospital de Niños Baca Ortíz tienen su historia propia como pioneros en la atención pediátrica. En 1899, se funda la Maternidad de Quito, en donde los niños son atendidos por los médicos obstetras y comadronas. El Gobierno de Eloy Alfaro, beca al doctor Julio Vásconez, quien se forma como pediatra en New York. Luego de seis años, regresa y cumple con lo estipulado en su beca: enseñar en la Facultad de Medicina de Quito, para lo cual se incorpora la cátedra de Pediatría a su pénsum.

Más adelante, en el año 1909, luego de cuatro años de formación como obstetra en Alemania, regresa el insigne lojano doctor Isidro Ayora Cueva, y es nombrado director de la Maternidad de Quito. Con su sabiduría, conocimientos, y sobre todo con pasión, logra convertir a la institución, puesta bajo su égida, en un referente de la atención a las madres y recién nacidos. En el año 1951, durante el Gobierno del señor Galo Plaza Lasso, se inaugura la nueva maternidad para Quito, con infraestructura y dotación acordes a la época. Así, el 28 de marzo de ese año, con la presencia del presidente Plaza Lasso y sus ministros, abre sus puertas la maternidad de Quito, que desde entonces lleva el nombre de quién es orgullo de Loja: el doctor Isidro Ayora Cueva.

De esta forma, la Maternidad Isidro Ayora se convierte en la cuna de la neonatología ecuatoriana, cuando, con la presencia de los doctores Nicolás Espinosa Román, Gualberto Arias, Fabián Vásconez y Carlos Naranjo, inicia su funcionamiento la Sala 205, en la cual se aplican criterios científicos, organizativos y administrativos que determinan cuidados de alta calidad para neonatos enfermos. Al mismo tiempo, su accionar dio espacio a profesionales que, luego de recibir su formación en sus instalaciones, fueron a replicar sus conocimientos en otras instituciones de la ciudad de Quito y en las demás provincias.

La presencia de nuevos profesionales con notables conocimientos científicos, y comprometidos con el trabajo ético y responsable, consolida las labores de la Maternidad Isidro Ayora como ejemplo de atención materno-neonatal. Al respecto, es de justicia mencionar a los doctores Efraín Centeno Mosquera, Víctor Hugo Espín Mayorga, Aníbal Arias Beltrán, Lourdes Estrella Arias, Jorge Pizarro Álvarez y Lenin León Camacho.

Posteriormente, el 30 de mayo de 1970, se inaugura el Hospital Carlos Andrade Marín de la capital de la república, que cuenta con un prestigioso servicio de Pediatría, en el que laboran los doctores Nicolás Espinosa Román –quien asume el reto de dirigir esta área luego de dejar organizando la atención neonatal en la Maternidad Isidro Ayora –, Gabriel Ordóñez Nieto, Edison Altamirano, Olga Guayasamín, Haideé Gallegos de Salvador, Daniel Gallegos.

Dentro de las actividades del Hospital Carlos Andrade Marín, es un hito la inauguración de la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal, en 1980, bajo la dirección y coordinación del doctor Gabriel Ordóñez Nieto. En ese entonces, la presencia de los doctores Rodrigo Bossano Rivadeneira (cardiólogo-pediatra) y Edwin Ocaña (cirujano-pediatra) es fundamental.

Por su parte, el Hospital de niños Baca Ortíz cuenta con un grupo de pediatras de muchísimo prestigio, entre ellos los doctores Washington Arias, Enrique Chiriboga Villaquirán, Nelson Dávila, Enrique Pita. En el Hospital Eugenio Espejo laboran los doctores Miriam Cabezas, Gualberto Arias, Renato Pérez Morgan, Carlos Valencia y Fausto Villamar.

En 1975, con ese contingente selecto de médicos pediatras de los hospitales mencionados, bajo la dirección del doctor Nicolás Espinoza Román, se inicia en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central del Ecuador el primer Postgrado de Pediatría, hecho histórico en la formación de especialistas en el cuidado de los niños del Ecuador. Son los pediatras formados en este postgrado, quienes inician en la mayoría de las provincias una etapa determinante en el desarrollo de la pediatría y la neonatología.

En la historia de la atención médica de la ciudad de Guayaquil, sobresalen los nombres del doctor Francisco Campos Coello quien, como presidente de la Ilustre Municipalidad, el 29 de enero de 1888, entrega a la Junta de Beneficencia el renovado edificio donde funcionaría el Hospital Civil, el mismo que cuenta con maternidad y anfiteatro. Tristemente, fue destruido por un incendio el 16 de julio de 1902. La rehabilitación la tomó a cargo la Junta de Beneficencia con el apoyo irrestricto de bienes y conocimientos del señor Alejandro Mann, de ciudadanía alemana. Aquí también es importante la contribución de don Alejandro Calisto Romero.

La inauguración del Hospital Luis Vernaza (1924), que se dedica a medicina general, y de la Maternidad Enrique Sotomayor (1948) que, a su vez se encarga del cuidado materno-neonatal, determina que el Hospital Alejandro Mann sea destinado a la atención exclusivamente pediátrica. Para ese entonces cuenta ya con un nuevo pabellón de Cardiología.

Sin embargo, el proyecto de construcción del hospital de niños más moderno del Ecuador, que cuente con tecnología de punta y capacidad de resolución de toda patología pediátrica, se consolida y concluye el año 1999. El Hospital de Niños Doctor Roberto Gilbert Elizalde se inaugura el 09 de octubre del 2000. Los nombres de los doctores Roberto Gilbert Elizalde, Francisco de Icaza Bustamante, Modesto Carbo Noboa, Enrique Hurtado y Flor Falconí Villagómez deben perennizarse como maestros de generaciones de médicos dedicados a la atención pediátrica, con elevada formación científica y humanística.

En la ciudad de Riobamba, la historia de la atención pediátrica precisa algunos datos de sumo interés. En agosto del año del centenario de la vida republicana, se había concretado el propósito de crear una clínica para niños y un asilo para mendigos, que estarían a cargo de la Junta de Beneficencia Pública del Chimborazo.

Gestiones positivas del poeta Miguel Ángel León, del doctor Alfonso Villagómez Román y de la señora Margarita Dávalos de Treviño logran del Ilustre Consejo Cantonal la aprobación y el permiso de construcción. Al momento de su inauguración, dispone de dos salas de internación y un pensionado; lleva el nombre del doctor Alfonso Villagómez Román, fallecido víctima de la peste bubónica en 1939.

La atención pediátrica en la ciudad de Cuenca está ligada al Hospital San Vicente de Paúl y a los nombres de los doctores Carlos Berrezueta, Nicolás Ramírez, Arturo Landívar, Miguel Tenorio, Octaviano Palacios, Moisés Arteaga, Enrique Rodas, Agustín Cueva, Jorge Montalvo, Magdalena Molina y César Martínez. Por otro lado, tanto la atención pediátrica como la neonatológica se robustecen con la presencia de los doctores Bolívar Quito Riera y Germán Montes Orozco, egresados de la primera y segunda promociones del Postgrado de Pediatría de la Universidad Central del Ecuador.  Igualmente, son importantes los aportes de los doctores Arturo Quizhpe y Guillermo Arias.

En nuestro caso particular, la historia de la pediatría en la provincia de Loja está unida al centenario Hospital San Juan de Dios, cuyo  inicio se da en el año 1790 según consta en la obra del doctor Pío Jaramillo Alvarado. Un documento signado por el corregidor y justicia mayor de Loja, Tomás Ruiz de Quevedo, de fecha 15 de octubre de 1810, da cuenta de la inexistencia de medicamentos y personal imprescindible para su funcionamiento. El conocido hospital sufre dos clausuras por falta de fondos: 1820 y 1869, y su existencia está indeleblemente fusionada a los nombres del Libertador Simón Bolívar y del doctor Isidro Ayora Cueva, quienes intervinieron decididamente para que se logren superar graves problemas, especialmente económicos, que amenazaban con paralizar sus actividades.

La atención pediátrica como tal, en el Hospital Civil San Juan de Dios, se establece en el año 1958, cuando se asigna a la doctora Mercedes Vicenta García Torres a la Sala de Pediatría. Hasta ese entonces, los niños se atendían en una sala adjunta a la dedicada a Ginecología y Obstetricia. A partir de entonces, los niños lojanos y de las provincias cercanas son beneficiados de la atención prolija, humanística y de calidad que logra la doctora García Torres, con todo su empeño en el funcionamiento del naciente servicio de Pediatría, pese a las condiciones no adecuadas en términos de personal, insumos hospitalarios y medicamentos.

Dos hechos de importancia capital en la atención médica de la comunidad lojana confluyen: el 11 de septiembre de 1969 inicia sus actividades la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Loja y el 2 de agosto de 1979 se inaugura el moderno hospital regional y docente, que llevaría desde entonces el nombre del ilustre médico lojano, doctor Isidro Ayora Cueva.

En la década de los años 70, se hace realidad el proyecto de planificación y construcción del nuevo hospital para Loja, y siendo ministro de Salud el doctor Gil Bermeo Vallejo; director de Salud de Loja, el doctor Hugo Guillermo González, y director del Hospital el doctor Humberto Castillo Franco, el 2 de agosto de 1979, se inaugura el Hospital Regional y Docente Isidro Ayora. La flamante institución cuenta con los servicios de Clínica, Cirugía, Ginecobstetricia y Pediatría. Se inicia, además, la atención de la Unidad de Neonatología.

El servicio de Pediatría, bajo la dirección de la doctora Mercedes García Torres, se fortalece con la presencia de los doctores Manuel Reyes Rodríguez, Espartaco Rodríguez Bustamante y el cirujano-pediatra doctor Patricio Vargas Acosta. Asimismo, los servicios de especialidades tienen el apoyo de personal de médicos, enfermeras y de servicios con una sólida formación, que colaboran con el personal docente y estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Loja.

La atención de la salud de los niños, tanto en lo concerniente a aspectos básicos de prevención, nutrición, control del desarrollo pondo-estatural y psicológico, así como al manejo científico y oportuno de las patologías presentes en edad pediátrica, se robustecen en forma neta con el aporte de los pediatras formados en el postgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Central del Ecuador, los doctores Edgar Viteri Yánez, Augusto Álvarez Toledo, Elsa Álvarez Toledo, Beatriz Vire Riascos, Luis Castillo Arévalo y Fabián Celi Cueva.

El fortalecimiento de la atención de los niños en la ciudad y provincia de Loja tuvo un impulso formidable con el Postgrado de Pediatría de la Universidad Nacional de Loja, que inicia sus actividades en el año 1996, y ha formado un número importante de especialistas que se desempeñan con éxito en las unidades de salud, tanto estatales como particulares.

Las sólidas bases de conocimiento de la anatomía, particular fisiología y desarrollo psicomotor en la niñez, en conjunto con el estudio profundo y comprensión de la sutil fisiopatología de las enfermedades que afectan a los menores de edad, la moderna farmacología y la disponibilidad de medicinas, y también de los recursos tecnológicos que se perfeccionan sustantivamente de año en año, han permitido que logros importantes en la salud pediátrica sean medidos y cuantificados en las dos últimas décadas.

En este contexto, la idea del doctor Fabián Celi Cueva de dejar para la posteridad un texto de pediatría, que perennice la evidencia de nuestro quehacer y experiencia, ya sea en la práctica profesional o en la docencia como especialistas en Pediatría, logra sensibilizar a un grupo selecto de colegas. Se inicia así el proyecto que cuenta con la asesoría del doctor Abimael González, con la clara perspectiva de que el libro incluya los temas más frecuentes y relevantes de la práctica pediátrica en nuestro medio, redactados en lenguaje científico de fácil comprensión, luego de una revisión bibliográfica actualizada y exhaustiva, y  que sirva como texto de consulta y apoyo a los médicos que realizan sus actividades en las unidades de salud, donde el laboratorio clínico y de imagenología son prácticamente inexistentes.

Es nuestro objetivo primordial que el libro Algoritmos médicos de patologías frecuentes en pediatría sea leído bajo cualquier tipo de luz, o en las modernas pantallas de los dispositivos actuales, por profesionales interesados en encontrar una forma de actuar eficiente frente a las patologías de nuestros niños, aun en los lugares donde las condiciones para su atención no sean las mejores.

Figura 1. Código QR de acceso al libro.