Total supracardiac anomalous pulmonary venous anomalous pulmonary connection
Juleisy M. Cabrera Beltrán, Gabriela M. Torres Poma, Ruth P. Mancheno Jiménez, Allison C. Gualán Llanos, Diana S. Auquilla Ocampo
Von Hippel-Lindau’s disease in Jehovah witness patient
Mayra Delgado Cruz, Carlos Córdova Chacón, Cristina Córdova Tomalá, Santiago Bueno Lara
Gastrointestinal stromal tumor of the jejunum
Md. Tatiana Vallejo Paccha, Dr. Lenin Albán Ortega
DRESS syndrome (Drug Reaction with Eosinophilia and Systemic Symptoms)
Fredy Martínez Abad, Alicia Costa Torres, Javier Vivanco Cruz
Importance Of Interfaces In Non-Invasive Mechanical Ventilation (NIMV)
Kerly Vera Troya, Nelly Siguencia Granda, Santiago Bueno Lara, Héctor Pesantez Orellana
Risk Factors for Recurrent Infarction in Patients Hospitalized for Acute Myocardial Infarction. Coronary Care Unit of a Public Hospital of the National Health Network
Marcía Lara Hernández, Segundo Bueno Mejía, Henry López González, Ana Coronel Lara, Santiago Bueno Lara, Kerly Vera Troya
Chronicle of a foreseen Covid-19 outbreak
Dr. Augusto A. Álvarez Toledo, Dr. Diego S. Alvarez Sempértegui
CÓDIGO ISSN IMPRESO: 2806-5832
CÓDIGO ISSN EN LÍNEA: 2806-5824
EDICIÓN CUATRIMESTRAL Y DISTRIBUCIÓN GRATUITA
CONSEJO EDITORIALDra. Rita Rodríguez Maya
Dr. José Rodríguez Maya
Dr. David Romo Rodríguez
Dra. Patricia Bonilla Sierra
Dra. Fabiola Barba Tapia
Dr. René Samaniego Idrovo
Dr. Andy Vite Valverde
Dr. Vicente Rodríguez Maya
EDITORDr. Humberto Tapia Escalante
EDITOR DE COMPOSICIÓNDis. Marco Bravo Ludeña
CORRECCIÓNLcda. Daysi Cuenca Soto
INFORMACIÓN PARA AUTORESwww.revistaindexia.com
www.hcsa.ec
Imagen 1. Radiografía simple de tórax y abdomen
Tabla 1. Exámenes de laboratorio al nacimiento
Durante su hospitalización, el neonato permaneció en condición crítica (ver tabla 2). Se mantuvo en ventilación mecánica convencional con parámetros ventilatorios altos, requiriendo cambios en su evolución; pese a ello, mantuvo siempre saturaciones entre 85-90%. Hemodinámicamente inestable, con signos de hipoperfusión periférica, pulsos débiles, y se ausculta soplo holosistólico grado I/II; requirió manejo hidroelectrolítico y apoyo de inotrópico (adrenalina y dobutamina), además de diuréticos en bombas de infusión. Neonato con edema generalizado y signos de bajo gasto cardiaco, se adiciona falla renal aguda.Tabla 2. Exámenes de laboratorio durante hospitalización
RN recibió transfusión de glóbulos rojos, en una ocasión, por hematocrito bajo (ver tabla 2), y plasma fresco congelado por tiempos de coagulación prolongados en dos ocasiones (ver tabla 2), cinco y tres días, respectivamente. Se realizó ecocardiograma (ver imágenes 2-3-4-5), el cual reporta conexión anómala total de venas pulmonares a vena cava superior (VCS) + hipertensión pulmonar severa + comunicación interauricular pequeña. Dicho estudio se completó con la realización de angiotomografía (ver imágenes 5-6-7-8) en la cual se confirma diagnóstico de conexión anómala total de venas pulmonares a VCS + persistencia de VCS izquierda que drena la vena ácigos + crecimiento de cavidades derechas + dilatación de arterias pulmonares + neumonía asociada derrames paraneumónicos. Seguidamente, se inició antibioticoterapia de primera línea que requirió rotaciones por deterioro clínico hasta uso de antibiótico de tercera línea (piperacilina tazobactam, penicilina semisintética de amplio espectro), policultivos negativos (ver tabla 2) hasta su traslado. Permaneció sedado con fentanilo, no presentó deterioro neurológico y ecografía transfontanelar normal. En nada, se procedió por vía oral por inestabilidad mencionada. En su ingreso con hiperglucemias con flujo de glucosa de 4.6 mg/kg/min, se disminuyó flujo de glucosa y se logró mantenerlo normoglucémico. Recibió nutrición parenteral hasta egreso.Imagen 2. Ecocardiograma
Vista supraesternal eje largo: AO: arco aórtico/ AP: arteria pulmonar
Imagen 3. Ecocardiograma
Vista paraesternal alta izquierdo eje corto: DA: ductus arterioso/ AD: aorta descendente
Imagen 3. Ecocardiograma
Vista paraesternal alta izquierdo eje corto VCS: vena cava superior/ C: colector / VP: venas pulmonares
Imagen 4. Ecocardiograma
Vista supraesternal eje corto C: colector / VP: venas pulmonares
Imagen 5. Angiotomografía
Imagen 6. Angiotomografía
APD: arteria pulmonar derecha/ VPSD: vena pulmonar superior derecha VPSI: vena pulmonar superior derecha/ VPII: vena pulmonar inferior izquierda VCI: vena cava inferior/
Imagen 7. Angiotomografía
Imagen 8. Angiotomografía
AD: aurícula derecha/ AI: aurícula izquierda / VD: ventrículo derecho / VI: ventrículo izquierdo
A los 20 días de vida, por diagnóstico de cardiopatía congénita crítica, se transfiere RN a unidad de mayor complejidad en donde a las 48 horas de hospitalización se realizan corrección quirúrgica de patología cardiaca; sin embargo, RN continúa en malas condiciones clínicas. A los 10 días posteriores de procedimiento quirúrgico, presenta deterioro súbito de su estado clínico, compatible con shock séptico y falla multiorgánica. RN falleció a los 10 días de hospitalizaciónElaborado: Dra. Angelita Fierro
En este caso, el paciente cumple de manera parcial los criterios de clasificación VHL tipo 1, ya que presentó angioma de la retina, hemangioblastomas en SNC, quistes renales y pancreáticos; sin embargo, el cáncer renal fue la excepción. Estas variaciones han sido evidentes en varios estudios que indican que la aparición de los tumores es posible a lo largo de la vida. Además, estas variaciones se desarrollan el grupo étnico al que pertenece el individuo; por ejemplo, las familias francesas suelen presentar lesiones del SNC; las alemanas, feocromocitomas; y las japonesas, tumores renales predominantemente (10). Las manifestaciones clínicas se presentan de acuerdo al órgano afecto: La angiomatosis de la retina puede causar desprendimientos, hemorragias y, eventualmente, pérdida de la visión (11) (12). Los hemangioblastomas del SNC se manifiestan con cefalea, inestabilidad de la marcha, vómitos, alteraciones del equilibrio, así como debilidad de las extremidades. Las feocromocitomas pueden ser asintomáticos (13) o producir una gran variedad de síntomas: los más frecuentes son cefalea, sudoración, palpitaciones con taquicardia o sin ella, nerviosismo, pérdida de peso e hipertensión arterial. Otras señales incluyen la hipotensión ortostática, hiperhidrosis, arritmias, disnea, parestesia, polidipsia, mareos, crisis de epilepsia tipo gran mal, palidez, bradicardia, hematuria indolora, disartria y el temblor (9). En el caso que nos ocupa, el paciente muestra sintomatología predominantemente neurológica al momento de su llegada. El tratamiento es la prevención de complicaciones, como el crecimiento tumoral al que está predispuesto el paciente, mediante el seguimiento periódico y multidisciplinario, puesto que, en el 2016, fue sometido a exéresis de hemangioblastoma cerebeloso y bajo supervisión oftalmológica por el angioma de retina. Abandonó su seguimiento cerca de 3 años y, al ingreso al Hospital Teodoro Maldonado Carbo, se evidenció un nuevo hemangioblastoma cerebeloso y múltiples imágenes quísticas a nivel pancreático, además de gran quiste renal derecho que requería de una nueva resección quirúrgica, y completar con tratamiento médico por la pérdida de la visión o los trastornos neurológicos asociados.Figura 1. Hemangioblastoma en fosa cerebral posterior
Figura 2. Fístula de LCR, por procedimiento previo
Figura 3. A. TAC de abdomen. Múltiples imágenes quísticas en páncreas. B. Imagen quística renal derecha de gran tamaño
Tabla 1. Analítica comparativa ingreso/egreso
Adicionalmente, se realiza tomografía de cuello, tórax, abdomen y pelvis donde se evidencia aumento difuso de glándulas parótidas y submaxilares, colección de 7 mm en amígdala palatina derecha, adenomegalias cervicales y axilares bilaterales menores a 2 cm, bazo 152 mm (imagen 3). También se hace biopsia de piel donde se informa epidermis con acantosis, hiperqueratosis, moderada espongiosis y exocitosis de elementos inflamatorios de los linfocitos, PMNS, linfocitos; en la dermis, infiltrado inflamatorio linfocitario difuso, acompañado de eosinófilos, edema y exocitosis de los PMNS, linfocitos dispersos (imagen 4). Al sospechar reacción medicamentosa, se inició tratamiento de soporte y suspensión de medicación reumatológica. Se plantearon diagnósticos diferenciales: Infectológicos, síndrome de DRESS, trastorno linfoproliferativo agudo. Se realiza citometría de flujo sangre periférica (ante la negativa de paciente para realizar aspirado de medula ósea), misma que informa 23% de blastos con fenotipo linfoide (tabla 2). Se evidencia evolución favorable de manifestaciones dérmicas y sistémicas con uso de corticoides tópicos y orales; se evidencia mejoría absoluta de los valores de laboratorio (imagen 5 y tabla 1). Se concluye como diagnóstico síndrome de Dress y leucemia linfoblástica aguda, para lo cual se realiza citometría de medula ósea, que da como resultado negativo para enfermedad linfoproliferativa (tabla 3). Se mantiene conducta expectante frente a actualización de estudio.Exámenes complementarios de ingreso y egreso
Imagen 1. Ingreso del paciente
Lesiones eritemato-violaceas generalizadas.
Imagen 2. Frotis de sangre periférica
Serie eritroide presenta anisocitosis, hipocrómica ++/+++, eritrocitos policromatófilos 5%. Serie mieloide, presencia signo
Imagen 3. TAC
Se evidencia aumento de tamaño de glándulas parótidas y submaxilares, adenomegalias cervicales.
Imagen 4. Biopsia de piel
Presencia de infiltrado inflamatorio linfocitario difuso, acompañado de eosinófilos, edema y exocitosis de los PMNS. Hallazgos histológicos son compatibles con reacción cutánea de hipersensibilidad, como, por ejemplo, reacción medicamentosa.
Tabla 2. Citometría de flujo de sangre periférica.
Leucemia linfoblástica aguda de precursores B, estadio de maduración PRO-B
Tabla 3. Citometría de médula ósea
Imagen 5. Paciente al egreso
Lesiones cutáneas resueltas.
Importancia de las interfaces en la VMNI
Las interfaces son la conexión entre el paciente y el ventilador mecánico; su correcta selección es esencial para garantizar el éxito y la seguridad de la VMNI. Las interfaces permiten la administración de aire o mezcla de gases mixtos a los pacientes, y deben proporcionar una presión positiva en la vía aérea para impedir el colapso de las vías respiratorias (3). Además, deben ser cómodas y bien toleradas por los pacientes para garantizar la adherencia al tratamiento. Una selección inadecuada puede resultar en fugas de aire, incomodidad para el paciente y falta de sincronización entre la respiración del paciente y la presión generada por el ventilador mecánico (4).
Ciertamente, las fugas de aire son un problema común en la VMNI y pueden ser causadas por una selección inadecuada de la interfaz o una mala adaptación de la interfaz al rostro del paciente (5). Las fugas de aire pueden comprometer la eficacia de la VMNI, ya que reducen la presión positiva generada por el ventilador y pueden provocar un aumento de la ventilación alveolar insuficiente (6).Tipo de interfaces
Imagen 1. Dispositivos disponibles para VNI en el paciente agudo
Fuente: https://docplayer.es/docsimages/45/23307346/ images/page_9.jpg
Las interfaces se dividen en dos categorías principales: mascarillas y boquillas nasales. Las interfaces más comunes son las mascarillas que se dividen en tres subtipos: máscaras oronasales, nasales, máscaras faciales y cascos faciales. Las boquillas nasales son menos comunes, pero tienen la ventaja de permitir la alimentación oral y la comunicación verbal (7). Las máscaras nasales son interfaces que se colocan en las fosas nasales y se utilizan en pacientes con insuficiencia respiratoria leve o moderada, pues disminuyen el espacio muerto y, por tanto, la claustrofobia. Esto permite eliminar las secreciones y reduce así el riesgo de aspiración, además, ayuda con la deglución y la comunicación verbal (8). Las máscaras faciales son interfaces que se colocan sobre la cara y cubren la boca y la nariz; se utilizan en pacientes con problemas respiratorios graves o que no toleran las mascarillas nasales. Estas no interfieren en la visión del paciente, por lo que no provocan sensación de incomodidad, pero tienen exceso de espacio muerto. A diferencia de otras mascarillas, presentan alrededor de 26 puntos de anclaje, lo cual permite pausas y recuperación de lesiones cutáneas. Por el contrario, actúa como barrera entre la vía aérea y el ambiente, impidiendo la ingesta y expulsión de secreciones y vómitos (9). En el caso de los cascos faciales o helmet, estos cubren toda la cabeza y se utilizan para pacientes con problemas respiratorios graves o que no pueden tolerar las máscaras faciales. En particular, están indicados para tratamientos a largo plazo, porque facilitan la comunicación con el paciente y reducen el riesgo de lesiones en la piel, pero pueden causar daños en los oídos y la cabeza, así como también existe el riesgo de barotrauma (8). Criterios de selección y uso adecuado La comodidad del paciente es un aspecto fundamental en la selección de la interfaz. Es por ello que elegir la adecuada interfaz depende del tipo y la gravedad de la insuficiencia respiratoria, bienestar del paciente y preferencia del clínico. Asimismo, es importante considerar el tamaño y la forma tanto de la cara como de la cabeza del paciente; además, observar posibles deformidades y traumatismos en la cara, y también la presencia de prótesis dentales (8). La presión es necesaria para asegurar una respiración adecuada. Finalmente, es esencial asegurarse de que la interfaz esté bien ajustada y sellada para reducir las fugas de aire y mejorar la eficacia de la ventilación (10).Imagen 2. Importancia de Interfaces en VMNI
Fuente: Elaborado por los autores
Este mapa mental proporciona una visión general de las interrelaciones y los patrones emergentes en relación con la importancia de las interfaces en la VMNI; aquí se destacan los diferentes tipos de interfaces, los resultados de los estudios relacionados con la comodidad del paciente, la sincronía respiratoria y los resultados clínicos, así como las principales conclusiones extraídas de la revisión bibliográfica. Estudio 1 • Tipo de interfaz: Mascarillas faciales. • Resultados: Se constató una mejora significativa en la sincronía respiratoria y la comodidad de los pacientes con el uso de mascarillas faciales, en comparación con otros tipos de interfaces, además de evidenciarse una reducción en el tiempo de la ventilación y un descenso de las complicaciones respiratorias (11). Estudio 2 • Tipo de interfaz: Máscaras nasales • Resultados: Se encontró una alta tolerancia y bienestar por parte de los pacientes con el uso de máscaras nasales. De igual forma, estas interfaces demostraron favorecer la sincronía respiratoria y se asociaron con una disminución en la necesidad de ventilación invasiva en ciertos grupos de pacientes (12). Estudio 3 • Tipo de interfaz: Boquillas • Resultados: Se comprobó que las boquillas fueron una opción viable en pacientes seleccionados, especialmente en aquellos con dificultades para tolerar mascarillas faciales o máscaras nasales. Sin embargo, su eficacia fue variable y dependió de la capacidad pulmonar del paciente y la coordinación entre la respiración y el sellado de la boquilla. Estudio 4 Comparación entre diferentes interfaces • Mascarillas faciales vs. mascarillas nasales: Ambas interfaces mostraron beneficios en términos de sincronía respiratoria y comodidad, pero las mascarillas nasales fueron mejor toleradas por los pacientes. No se encontraron diferencias significativas en los resultados clínicos entre ambos grupos (13). • Mascarillas faciales vs. boquillas: Las mascarillas faciales demostraron una mayor eficacia en la ventilación y se asociaron con una disminución en las complicaciones respiratorias, en comparación con las boquillas. Sin embargo, algunas boquillas fueron bien toleradas por pacientes específicos (13). La combinación de los resultados de diferentes estudios en la revisión bibliográfica revela que las interfaces en la VMNI desempeñan un papel crucial en la sincronía respiratoria, la comodidad del paciente y los resultados clínicos. Indudablemente, las mascarillas faciales y las mascarillas nasales son opciones efectivas y bien toleradas en la mayoría de los pacientes, aunque las boquillas pueden ser una alternativa en casos seleccionados. La elección de la interfaz adecuada debe basarse en las características individuales del paciente, con el objetivo de optimizar la ventilación y minimizar las complicaciones respiratorias. La ventilación mecánica no invasiva (VMNI) es un método de tratamiento que brinda a los pacientes una mejor calidad de vida y una mayor supervivencia. Este método se utiliza para tratar a personas con enfermedades pulmonares, como el enfisema, bronquiectasias y fibrosis pulmonar. Del mismo modo, la VMNI proporciona oxígeno al paciente, lo que mejora los síntomas de la enfermedad y reduce el trabajo respiratorio en pacientes con fatiga muscular (14). Por otro lado, la clave para el éxito de la VMNI es el uso de una interfaz adecuada, lo cual es esencial para facilitar el flujo de aire entre el dispositivo y el paciente. Esto se logra mediante la utilización de una máscara, máscaras oronasales, nasales, máscaras faciales y cascos faciales, interfaces que pueden ser utilizadas junto con sistemas de presión positiva continua (CPAP) o presión positiva intermitente (BIPAP) (15). La importancia de una interfaz adecuada radica en su capacidad para ofrecer la cantidad correcta de oxígeno para el paciente. Una interfaz inadecuada puede causar lesiones en los tejidos, alergias o problemas respiratorios, también puede afectar la eficacia del tratamiento y aumentar el riesgo de infección. Por lo tanto, es importante que los médicos seleccionen la interfaz adecuada para cada paciente (16). Además, una interfaz adecuada debe ser cómoda para el paciente. Esto es especialmente importante para pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, que pueden usar la terapia durante largos períodos de tiempo. Una máscara incómoda o una cánula nasal mal colocada pueden afectar la calidad del sueño del paciente, lo que puede afectar los resultados del tratamiento (17). Aparte de lo anterior, se recolectaron datos relevantes de los artículos seleccionados. Estos datos se organizaron y estructuraron de manera adecuada para facilitar el análisis y la discusión posterior. Una herramienta útil para visualizar la relación entre los diferentes conceptos y resultados es la elaboración de un mapa mental, que permite identificar las interconexiones y patrones emergentes entre los estudios incluidos. Igualmente, se identificaron similitudes y divergencias entre los hallazgos para obtener una visión general y comprensiva de la importancia de las interfaces en la VMNI. La combinación de resultados de estudios diversos ayuda a fortalecer la evidencia y proporciona una perspectiva más completa del tema de estudio. Por último, se definieron posibles sesgos presentes en los estudios, como sesgo de selección, sesgo de información o sesgo de publicación, y se consideraron las limitaciones metodológicas que podrían afectar la interpretación de los resultados. Estos aspectos fueron tenidos en cuenta al realizar el análisis y la discusión de los resultados.Tabla 1. Características de los participantes y factores de riesgo en pacientes con y sin infarto recurrente
• P>0,05 indica que no hay diferencias estadísticamente significativas.
La mayoría de los casos en ambos grupos fueron incluidos en el intervalo de 60 a 69 años de edad. Así pues, el promedio para pacientes sin REIAM fue de 61,52 ± 10,65 años. En el grupo con REIAM, en cambio, el promedio fue de 62,83 ± 8,49 años, sin diferencias estadísticamente significativas (P > 0,05). Los pacientes de sexo masculino (74% y 72%) y femenino (26% y 28%) tuvieron proporciones similares en ambos grupos, sin existir diferencias estadísticamente significativas (P > 0,05). Por otra parte, existieron antecedentes de hipertensión arterial crónica en una proporción mayor de pacientes con REIAM (78% contra 65%), sin embargo, esta diferencia no fue estadísticamente significativa (P > 0,05). El antecedente de diabetes en el estudio fue mayor en los pacientes que desarrollaron REIAM (56% contra 43%), pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa (P > 0,05).
El reporte de haber experimentado previamente angina de pecho fue algo mayor en el grupo sin infarto (80% contra 78%), aunque esto no representó diferencias estadísticamente significativas (P > 0,05). La presencia de hipercolesterolemia total tuvo una tendencia a ser mayor entre pacientes sin REIAM (46% contra 39%), pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa (P>0,05). Asimismo, el antecedente de un IAM se encontró en mayor proporción entre pacientes que presentaron REIAM (39% contra 9%); esta diferencia fue estadísticamente significativa (P 0,007), lo cual indica 6,24 antecedentes entre los pacientes con REIAM que en aquellos que no lo tuvieron (OR: IC 95%: 1,41-28,81). El riesgo de tener REIAM se incrementa en 3,18 veces en pacientes que tienen una historia previa de IAM (RR: IC 95%: 1,55-6,52).
De acuerdo con los resultados presentados, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la edad, sexo, hipertensión arterial crónica, diabetes, angina de pecho e hipercolesterolemia total entre los grupos de pacientes con y sin infarto recurrente. Sin embargo, se demostró una diferencia estadísticamente significativa en el antecedente de infarto agudo de miocardio, siendo más frecuente en el grupo de pacientes con infarto recurrente. Es importante destacar que estos resultados se basan en el estudio mencionado y pueden estar sujetos a las limitaciones y el alcance de dicha investigación. Basándose en los resultados mencionados en la investigación sobre los factores de riesgo de infarto recurrente en pacientes hospitalizados por infarto agudo de miocardio, se puede presentar la siguiente tabla adicional para resumir los hallazgos: La historia de claudicación intermitente no se presentó en los pacientes con antecedentes de REIAM (0% contra 2%); esto no fue una diferencia estadísticamente significativa (P > 0,05). El antecedente de cirugía cardiaca estuvo presente en mayor porcentaje de pacientes que presentaron REIAM (33% contra 13%), lo que representó una diferencia estadísticamente significativa. Entre los pacientes con REIAM, la historia de una cirugía de angioplastia se presentó con mayor frecuencia (28%) que en aquellos que no tuvieron (19%); esta diferencia no fue estadísticamente significativa (P>0,05). El antecedente de tabaquismo fue mayor en el grupo con REIAM (44% contra 22%), diferencia que fue estadísticamente significativa (P > 0,05). Adicionalmente, el desarrollo de procedimientos diagnóstico se reportó con mayor frecuencia en el grupo que presentó REIAM (67% contra 59%); esta diferencia no fue estadísticamente significativa. Entre los pacientes que presentaron REIAM, la mayoría de los pacientes desarrollaron una onda Q (28% contra 22%); diferencia que no fue estadísticamente significativa (P>0,05). De igual forma, entre los pacientes con REIAM, la elevación del segmento ST se presentó en similar proporción que los pacientes sin REIAM (78% contra 78%), lo que no representó una diferencia estadísticamente significativa. El uso de trombolíticos tipo heparina, de bajo peso molecular, fue mayor entre pacientes que presentaron REIAM (6%) contra (4%), que no lo desarrollaron; esta diferencia no fue estadísticamente significativa.Tabla 2. Características de los participantes y factores de riesgo adicionales en pacientes con y sin infarto recurrente
• P>0,05 indica que no hay diferencias estadísticamente significativas.
En la tabla 2, se presentan características adicionales y factores de riesgo encontrados en los grupos de pacientes con y sin infarto recurrente. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la historia de claudicación intermitente, pero se observaron diferencias estadísticamente significativas en el antecedente de cirugía cardíaca y el uso de trombolíticos. No hubo diferencias estadísticamente significativas en el antecedente de angioplastia, aunque se demostró una tendencia a ser mayor en el grupo con infarto recurrente. Es importante tener en cuenta que estos resultados se fundamentan en el estudio mencionado y pueden estar sujetos a las limitaciones y el alcance de dicha investigación.POBLACIÓN CON ALGUNA DOSIS DE VACUNA FRENTE AL CORONAVIRUS
Y así se implementaron los vacunatorios, a los cuales asistían por miles las personas dispuestas a inmunizarse con la primera dosis. Las reacciones se presentaron, como era de esperarse –algunas tenaces–, pero no fueron lo suficientemente importantes como para que se evite la segunda y la tercera dosis. Un análisis más lógico que científico establece que, en el aparente control de la pandemia, intervienen varios elementos, entre los cuales parecen relevantes las vacunaciones y los altos porcentajes de aceptación de estas, el elevado número de personas que sufrieron la enfermedad y formaron anticuerpos y el resultado de los dos anteriores; es decir, la muchísimas veces mencionada- anhelada “inmunidad de rebaño”. Lo concreto: los casos iniciaron un descenso considerable, los afectados por la COVID-19 que habían recibido vacunas tuvieron cuadros leves y moderados, la mortalidad disminuyó a valores mínimos. En este estado de cosas, los Gobiernos, apoyándose en las normativas superiores de quienes rigen la salud a nivel mundial, retiraron progresivamente las medidas de protección para evitar los contagios. Por supuesto que, en muchísimos casos, la indisciplina grupal ya lo había hecho con anterioridad, algunas veces con repercusiones de morbilidad y mortalidad importantes. Después se flexibilizaron las normas, el temor inicial fue difuminándose, la humanidad volvió paulatinamente a sus habituales quehaceres, pero la perspectiva de contagio y el uso de normas para evitarlo eran prudentes. Las dos semanas finales de diciembre del 2022 y las dos primeras de enero del 2023 se señalaron como un período en el cual ocurriría un rebrote de casos, en razón de las reuniones que se realizan con motivo de las festividades de Navidad y Año Nuevo. En este escenario, las familias A y B asistieron juntas a una misa y a una cena, se reunieron treinta y cuatro personas, la mayoría adultos. Aunque muchos de ellos no usaban mascarillas, fue acuerdo general hacerlo. La misa se celebró en una iglesia pequeña, pero adecuadamente ventilada; la cena, en un local muy amplio y con medidas estrictas de prevención de contagio por el virus. Los dos eventos se realizaron sin novedades, pero hubo evidentes muestras de afecto incluidos besos y abrazos y, por supuesto, el retiro de la mascarilla en el momento de degustación de las viandas ofrecidas por el establecimiento. Lo que no sabían los asistentes ese día fue que dos personas de la familia B ya tenían síntomas respiratorios iniciales y que dos más serían sintomáticos el día consecutivo. El resultado final se concretó en la siguiente semana cuando prácticamente el cincuenta por ciento de los presentes tuvieron la COVID-19. La cascada resultante del brote incluyó las consultas médicas, los molestos hisopados, los exámenes de laboratorio, las a veces innecesarias radiografías y tomografías, la medicación, la preocupación lógica por la situación, estar pendientes de la evolución de los familiares afectados, el ausentismo escolar, la inasistencia a las oficinas y demás actividades diarias, las críticas de conocidos y desconocidos que se enteraron del asunto, etc. Por ventaja, los casos no pasaron de moderados, y la recuperación de todos fue completa. El 30 de marzo de 2022, el principal de la OMS presentaba el Tercer Plan Estratégico de Preparación, Disposición Operativa y Respuesta frente a la COVID-19; en su alocución, menciona dos aspectos importantes: uno con los posibles escenarios de evolución de la pandemia y otro con los cinco componentes clave en los que deberían invertir los Gobiernos. Así menciona un primer escenario –el más probable– en el que el virus siga evolucionando y ocasione casos con gravedad baja, como resultado de la inmunidad lograda por la vacunación y el contagio, también seguirá vigente la aparición de picos de casos y muertes, y serán necesarias las vacunas para grupos vulnerables. El segundo escenario –el mejor–, por aparición de variantes con menor virulencia, lo que haría innecesarios las dosis de refuerzo y el desarrollo de nuevas vacunas. Y el tercer escenario –el peor–, una variante muy virulenta y transmisible que haría inútil la protección lograda con las vacunas, con consecuencias lógicas. En resumidas cuentas, estamos viviendo, desde mediados del año 2022, lo que se asemeja muchísimo al segundo escenario mencionado arriba –disminución drástica de número de casos, mortalidad cercana a 0, vacunas nuevas y dosis adicionales innecesarias– lo cual es muy alentador; pero, de presentarse el escenario número tres, sin duda, a pesar de todos los acuerdos de respetar las normas para evitar contagios, los brotes anunciados de la COVID-19 asociados a reuniones, familiares o no, seguirán presentándose.No se pierda ningún artículo importante. Suscríbase a nuestro boletín
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