Indexia segunda edición

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Reporte de caso

Fracturas del radio distal en tiempos de pandemia

Ruptura capsular espontánea de ambos ojos en un paciente con síndrome de Alport

Reporte de caso

Manejo Quirúrgico del Trauma Renal Grave

Miopatía Inflamatoria, un tipo de presentación de Covid-19

Reporte de caso

Aplicación de la terapia cognitivo-conductual en un paciente con depresión orgánica e ideación suicida

Tumor Mucionoso Apendicular en Edad Adulta Mayor

Índice

Editorial

Reporte de caso

Fracturas del radio distal en tiempos de pandemia

Distal radius fractures in times of pandemic 

  • Dr. José Rodríguez Maya
  • Md. José Rodríguez Romero

Ruptura capsular espontánea de ambos ojos en un paciente con síndrome de Alport

Spontaneous capsular rupture of both eyes in a patient with alport syndrome

  • Dra. Graciela Ruiz
  • Dra. Carolina Abendaño

Manejo Quirúrgico del Trauma Renal Grave

Surgical management of severe kidney trauma

  •  Dr. Víctor Leonardo Hidalgo Montaño;
  • Md. María de los Ángeles Hidalgo Torres

Miopatía Inflamatoria, un tipo de presentación de Covid-19

Inflammatory myopathy, a type of covid-19 presentation

  • Dr. Santiago Andrés Guzmán García
  • Dr. José Elías Samaniego Burneo

Aplicación de la terapia cognitivo-conductual en un paciente con depresión orgánica e ideación suicida

Application of Cognitive-Behavioral Therapy in a Patient with Organic Depression and Suicidal Ideation

  • Dra. Zhenia Muñoz-Vinces

Tumor Mucionoso Apendicular en Edad Adulta Mayor

Appendicular mucinous tumor in adulthood

• Dra. Ruth Muñoz
• Dr. Carlos Benavides
• Dr. Ramiro Andrés Guerrero Iñiguez

 

Revisión Bibliográfica

Niveles de TSH y riesgo de malignidad en pacientes con nódulos tiroideos categoría IV Bethesda

 

• Dra. Renata Lucía Aguirre Fierro

• Dra. Paola Ximena Dalgo Aguilar

• Dra. Fernando Javier Serrano Tamay

Cáncer de próstata de bajo riesgo , alternativas de manejo: vigilancia activa

• Dr. Fernando Guzmán García

Monitoreo continuo de glucosa es precisión en diabetes

• Med. Claudia Muñoz

REPORTE DE CASO

FRACTURAS DEL RADIO DISTAL EN TIEMPOS DE PANDEMIA

DISTAL RADIUS FRACTURES IN TIMES OF PANDEMIC

Dr. José Rodríguez Maya 1; Md. José Rodríguez Romero 1

  1. . Departamento de Ortopedia y Traumatología, Hospital Clínica San Agustín

PALABRAS CLAVE:
Fracturas radio distal,
clavos percutáneos,
coronavirus COVID-19

KEYWORDS:
Distal radius fractures,
percutaneous nails,
COVID-19 coronavirus

RESUMEN
En los últimos meses (desde marzo del 2.020), debido a la pandemia de coronavirus COVID-19 y consecuente confinamiento, se incrementaron los accidentes caseros y entre estos las caídas con fracturas del radio distal. El no conocer con exactitud el comportamiento de la enfermedad respiratoria, tanto en la evolución como en el contagio, y el temor de las personas a permanecer hospitalizadas hizo que ampliemos las indicaciones del uso de la reducción incruenta y fijación con clavos percutáneos para tratar fracturas del radio distal, como un procedimiento menos invasivo y de menor tiempo de hospitalización.
Los tratamientos para fracturas del radio distal son variados, considerando fundamentalmente edad, calidad ósea, tipo de fractura y estabilidad de esta. Los podríamos resumir en reducción e inmovilización externa, reducción y fijación con clavos incluidos en el yeso, reducción y fijación externa con distintos sistemas, reducción incruenta y fijación con clavos percutáneos más yeso, reducción abierta y fijación interna con una gran variedad de placas e implantes inclusive, en algunos casos, asistida por artroscopia.
Presentamos un estudio retrospectivo de 32 casos de fractura de radio distal, que fueron tratados mediante reducción incruenta y fijación percutánea con clavos de Kirschner durante la época de pandemia de coronavirus COVID 19, realizado en el Hospital Clínica San Agustín de la ciudad
de Loja.

ABSTRACT
In recent months (since March 2020), due to the COVID-19 coronavirus pandemic and consequent confinement, home accidents have increased, including falls with fractures of the distal radius.
Not knowing exactly the behavior of the respiratory disease, both in its evolution and in the contagion and the fear of people to remain hospitalized led us to expand the indications for the use of bloodless reduction and fixation with percutaneous nails to treat distal radius fractures, as a less invasive procedure and shorter hospitalization time.
Treatments for distal radius fractures are varied, mainly considering age, bone quality, type of fracture, and its stability. We could summarize them in reduction and external immobilization, reduction and fixation with nails included in the plaster, reduction and external fixation with different systems, non-invasive reduction and fixation with percutaneous nails plus plaster, open reduction and internal fixation with a wide variety of plates and implants, even in some cases assisted by arthroscopy.
We present a retrospective study of 32 cases of distal radius fracture that were treated by bloodless reduction and percutaneous fixation with Kirschner nails during the COVID-19 coronavirus pandemic, carried out at the Hospital Clínica San Agustín in the city of Loja.

INTRODUCCIÓN
Las fracturas del extremo distal del radio son de las más comunes del esqueleto humano1, representan del 8 al 15% de fracturas del esqueleto y un 74 % de fracturas del antebrazo2. Es cuatro a cinco veces más frecuente en mujeres que en varones, aumenta en la mujer entre los 40 a 65 años, la mayoría afectadas por osteoporosis, mientras que en el varón su incidencia se mantiene constante a lo largo de la vida.14
Durante largos periodos de tiempo se trataron de forma conservadora con reducción incruenta e inmovilización con yeso, pero los resultados no eran los mejores.
El tratamiento con reducción y fijación con clavos fue descrito hace más de un siglo, teniendo múltiples alternativas de la forma como realizarla. Entre los autores que consideramos que han tenido más relevancia están Albin Lambotte, quien en el año 1908 realizó la fijación a través de la estiloides radial; Lorenz Böhler, en 1923, incluyó los clavos en una inmovilización con yeso; en 1944 Anderson y O’Neil introdujeron los fijadores externos tratando de evitar el colapso radial; Antony De Palma, en 1952, reportó la reducción y fijación usando un equipo de tracción para los dedos y fijando el radio con clavos que también fijan el cúbito. En la década de 1970, Adalbert Kapandji introduce el concepto de fijación con los clavos intrafocales en la zona de fractura con gran auge. En esa misma década, Stein y Katz, Uhl, Rayhack y otros describen diferentes formas de fijación hasta llegar actualmente a la fijación asistida por artroscopia.
Existen algunos factores que influyen en su tratamiento, como, por ejemplo:

• El patrón de fractura y la energía del traumatismo (conminución dorsal, fractura intraarticular y fractura asociada del cúbito).
• La severidad del desplazamiento inicial (angulación dorsal > 20° y pérdida de altura radial > 5 mm).
• Factores inherentes al paciente (edad > 60 años y calidad ósea) 6,7, el estado de las partes blandas, la demanda física y asociarlo al estilo de vida de la persona.
• El costo del tratamiento es bastante menor usando clavos percutáneos si lo comparamos con las placas volares bloqueadas, siendo un factor a considerar y analizar con el paciente.

El objetivo de este estudio es analizar los resultados funcionales y radiológicos en los pacientes que presentaron fractura del radio distal durante un periodo de pandemia de COVID-19, tratados con reducción cerrada y fijación con clavos percutáneos donde consideramos que, al ser su tratamiento ambulatorio y tener menos contacto con personas, el riesgo de un probable contagio con el virus es menor.

  1. E-mail: drjrodriguez63@hotmail.com
    ORCID iD: 0000-0002-6609-7517

MATERIALES Y MÉTODOS
Durante el periodo comprendido entre marzo del 2020 y febrero del 2021, fueron intervenidos quirúrgicamente, mediante reducción cerrada y fijación interna percutánea con clavos de Kirschner, 32 pacientes que presentaron fractura de radio distal tipo I y III de la clasificación de Fernández, a excepción del tipo III con fragmentos articulares impactados. Se realizaron radiografías anteroposterior y lateral de la muñeca, exámenes de sangre prequirúrgicos de rutina y pruebas para coronavirus COVID 19. En algunos casos de fracturas con compromiso articular, se hizo tomografía axial computarizada.
En el período inicial, al no contar con pruebas de hisopado y/o antígeno, se realizaron pruebas rápidas de anticuerpos IgG e IgM para coronavirus COVID-19, se mantenían protocolos de seguridad con anamnesis al paciente por probable contacto con personas contagiadas, que hubieran presentado tos, fiebre o malestar general. El personal de emergencia contó con medidas de bioseguridad (mascarilla full fase N95 con filtro, guantes y ropa descartable, así como la aplicación de alcohol etílico al 96% en spray). Posteriormente cuando la Institución ya dispuso de las pruebas de hisopado a 4 pacientes que habían tenido contacto con pacientes COVID 19 positivos, se realizó dicha prueba resultando en todos negativa.
El procedimiento consistió en asepsia y antisepsia desde el codo hasta los dedos de la extremidad afectada con solución isotónica de cloruro de sodio y clorhexidina, secado y aplicación de solución de yodo povidona. En caso de ser con anestesia local, se inyectó 2.0ml. de Lidocaína al 1% y 2.0ml. de Bupivacaína al 1% en el foco de fractura, 4 a 6 ml de la misma dilución en la piel del área dorso radial, iniciando desde la articulación radio carpiana a proximal (donde se presumía se colocaría los clavos). Luego de 10 minutos se realizó reducción manual con desimpactación de los fragmentos, tracción longitudinal, flexión y pronación de muñeca, y, finalmente, desviación cubital.
Más adelante, se controló con intensificador de imágenes que la reducción lograda cumpla los criterios de una “reducción deseable” (fig. 1)

• Índice sagital: 0 – 20º
• Pérdida de altura radial < 2mm
• Varianza ulnar < 2mm
• Escalón articular < 2 mm

Fig.1

Logrado esto, se colocó un clavo de Kirschner de 1.8mm de dorsal a palmar y radial a cubital intrafocal en la región dorso radial de la fractura, que pase la cortical opuesta. Otro clavo de iguales características que atravesó desde la estiloides radial al lado medial bicortical.
En caso de fracturas con varios factores de inestabilidad, se fijó con un tercer y/o cuarto clavo, procurando que sea intrafocal inicial o bicortical desde dorsal medial a
palmar lateral. En los casos que presentaba inestabilidad radio cubital distal, se asoció un clavo desde le epífisis distal del cúbito a la del radio comprobando nuevamente con intensificador de imágenes.
Para evitar la migración de los clavos, se doblaron sus extremos y se cortaron a un centímetro cuidando no lastimar la piel, se colocaron gasas para protegerlos, venda de algodón y, finalmente, una férula de yeso tipo “pinza de azúcar” que permita la flexión de las articulaciones metacarpo falángicas y del pulgar.
Se le pidió al paciente en el postoperatorio inmediato mover los dedos a nivel inter y metacarpo falángico, respectivamente, se comprobó que la temperatura, sensibilidad y llenado capilar de los dedos sea adecuado. El paciente permaneció en recuperación anestésica hasta que autorice el médico anestesiólogo (2 horas promedio).
Se realizó control clínico y radiográfico a la semana, incentivándolos a que muevan los dedos, que hagan la flexión y extensión del codo, que permitiera la pinza de azúcar, y elevar el brazo varias veces al día. En la quinta semana del procedimiento, otro control clínico y radiográfico, retirando los clavos en consulta externa sin anestecia y se mantuvo un segmento dorsal de la férula desde la base de los dedos hasta 5 cm debajo de la punta del olécranon por una a dos semanas más, para que permita realizar flexión y extensión completa del codo e inicie movimientos de pronación y supinación del antebrazo.

RESULTADOS
El promedio de edad de los pacientes fue de 55 años (rango de 18 a 74 años), con predominio del lado derecho en un 75% y una relación 3 a 1 a favor del sexo femenino.
En cuatro casos se realizó tomografía axial computarizada de muñeca para mayor definición del trazo articular de la fractura.
Según la clasificación de Fernández, 81,25%, fueron tipo I y 18.75% tipo III (excluyendo aquellas que tenían un fragmento intraarticular impactado), la reducción y fijación se realizó en promedio a las dos horas del ingreso a emergencia (rango de 1 hora 45 minutos a 3 horas 20 minutos), con excepción de aquellos pacientes que se realizaron el hisopado que fueron inmovilizados con férula de yeso e intervenidos al día siguiente, teniendo ya el resultado, y que fue negativo en todos.
Veinte y dos pacientes se realizaron con anestesia general y diez con anestesia local.
El tiempo promedio transcurrido desde que se inicia la asepsia hasta que se termina de colocar el yeso fue de 18 minutos (rango de 10 a 22 minutos).
No se debió reintervenir ningún paciente por pérdida de la “reducción deseable” en la radiografía de control a la semana de la intervención, sin embargo, en 6 casos, en el control de la semana 5, se apreció una pequeña pérdida de la altura radial y en dos el índice sagital con 5 grados de inclinación dorsal, sin repercusión clínica.
Dos casos presentaron dolor a la cuarta semana, en el sitio de introducción de un clavo con infección superficial, en donde se retiró el clavo comprometido y se indicó Cefalexina 500 mg cada 6 horas por vía oral durante 5 días.
No se presentaron infecciones profundas en el estudio.
A los 3 meses, seis casos mostraron una pequeña disminución de la altura radial y tres, en el índice sagital, en la radiografía de control que no repercutió funcional o estéticamente.

Todas las fracturas consolidaron, se indicó un programa de movilización de flexo extensión y pronosupinación en casa y solo cuatro casos necesitaron apoyo de fisiatría hasta recuperar un rango de movilidad y funcional óptimo (fig.6)

 

El 84,3% de los casos estaban reintegrados a sus actividades previas en el control de los tres meses sin molestias, los restantes tenían dolor en los últimos grados de flexión máxima dorsal o palmar o al realizar esfuerzo de pronosupinación, teniendo que considerar que el resultado funcional definitivo en este tipo de lesiones se lo obtiene alrededor del 6to mes a partir de la lesión.
No existió ningún caso de distrofia simpática refleja.
Hasta el control de la 5ta semana, ningún paciente se había enfermado con coronavirus COVID-19 pero sí dos pacientes ya habían cursado la enfermedad al control en el tercer mes, lo que por el tiempo transcurrido indica que no la adquirieron en el Hospital.
Presentamos tres casos:

Caso 1.- Masculino de 52 años de edad con fractura de radio distal y estiloides cubital, se realizó reducción incruenta y fijación percutánea con 2 clavos de Kirschner obteniéndose una adecuada reducción y estabilidad. (fig. 2)

Caso 2.- Femenina de 64 años de edad. Un caso en el que, al control radiográfico de las cinco semanas, presentó una pérdida de la altura radial y el índice sagital, finalmente, sin ninguna repercusión clínica. (fig. 3)

Caso 3.- Masculino de 62 años de edad, con fractura de radio distal y estiloides cubital, se realizó reducción incruenta y fijación percutánea con 2 clavos de Kirschner obteniéndose una adecuada reducción y estabilidad. (fig. 4)

En todos los casos posteriores a la reducción incruenta y fijación percutánea con clavos de Kirschner, se realiza una inmovilización con valva de yeso tipo “pinza de azúcar” que permite la flexión y extensión de los dedos, así como flexión de 55° y extensión de 20° en el codo. (fig. 5)

Los resultados funcionales, a los tres meses, valoran el rango de movilidad activa, escala visual analógica del dolor (EVA). Los parámetros radiológicos son la consolidación ósea, la altura radial, la inclinación radial, la inclinación volar, la varianza ulnar y escalón articular. (fig. 5)

DISCUSIÓN

Una mala reducción y consolidación de fracturas del radio distal puede acarrear a artrosis de muñeca, pérdida de fuerza, limitación funcional y dolor, razón por la cual es importante una reducción anatómica y estable para un buen resultado. La reducción anatómica no es compleja, sin embargo, debido a la inestabilidad, conminución de la cortical
ósea, la osteoporosis y edad avanzada de la mayoría de los pacientes, mantener esta reducción sin una fijación estable es algo muy complejo.11
El tratamiento con placas volares bloqueadas (VLP) en las fracturas del radio distal, en las dos últimas décadas, se ha incrementado al lograr una rápida recuperación funcional. Sin embargo, en varios trabajos, los resultados a mediano y largo plazo son similares con la reducción cerrada y fijación con clavos percutáneos, especialmente en las fracturas tipo Colles.
Consideramos que el método de clavos intrafocales para fracturas de radio distal es una excelente técnica para tener en cuenta en el tratamiento de las fracturas de radio distal. Greatting y Bishop, de la clínica Mayo, obtuvieron un 79% de resultados radiológicos buenos y excelentes en menores de 65 años y un 60% en mayores de esa edad. Sus resultados clínicos fueron “excelente” y “bueno” en el 70% de los menores de 65 años y 100% en los mayores. Concluyeron que esta técnica es una excelente indicación para los pacientes ancianos en quienes, a pesar de alguna pérdida de reducción, los resultados clínicos no empeoran de manera significativa.11 Epinette y cols obtuvieron con esta técnica 84% de resultados buenos y excelentes, con un 24% de complicaciones, pero con solo 7% de dificultad clínica.12

Salem13 publicó, en 2002, una serie de 41 fracturas del extremo distal del radio tratadas con tres clavos intrafocales. Él dividió su trabajo con dos tipos de fracturas: las A2 (estables) y las A3 (inestables). Obtuvo resultados radiológicos muy buenos (84%) y buenos (16%) en las fracturas A2 y resultados muy buenos (40%), buenos (30%), regulares (10%) y malos (20%) en las fracturas A3.
La causa principal de los resultados regulares y malos fue un colapso radial mayor de 6 mm, pero manteniendo la angulación normal de la superficie articular.
En el 2008 Chin-En Chen et al publicaron un estudio prospectivo con 54 pacientes con fracturas de radio distal, tratados mediante reducción cerrada y fijación percutánea con clavos de Kirschner + inmovilización con yeso y determinaron que la altura radial promedio fue de 10,96 mm y la inclinación volar fue de 3,97 grados en las radiografías posoperatorias inmediatas. Al retirar el clavo en yeso y las agujas de Kirschner percutáneas, la altura radial promedio fue de 9,92 mm y la inclinación volar fue de 3,93 grados. Lograron la unión ósea en todos los pacientes; la tasa de satisfacción fue del 90,7%, concluyendo que la técnica es eficaz para mantener la reducción.16

CONCLUSIONES

 

La reducción cerrada y fijación percutánea con clavos de Kirschner, más inmovilización con valva de yeso, es un método sencillo, económico, fácilmente reproducible, que no necesita instrumental o implantes especiales y que se puede realizar de forma ambulatoria con anestesia local o general corta con buenos resultados, para el tratamiento de las fracturas del radio distal tipo I y III según la clasificación de Fernández.
Ninguno de los pacientes atendidos por la fractura descrita fue portador o se contagió durante su permanencia en el Hospital Clínica San Agustín de la ciudad de Loja.

 BIBLIOGRAFÍA

 

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    14. Francisco García Lira. 2011; Volumen 7, Número 1 Ene.-Mar. www.medigraphic.org.mx Aspectos epidemiológicos y mecanismos de lesión de las fracturas de muñeca
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    16. Chin-En Chen, Rei-Jahn Juhn, and Jih-Yang Ko2 Hand (N Y). 2008; Sep;3(3):245-50, Treatment of Distal Radius Fractures with Percutaneous Pinning and Pin-in-plaster

Como citar el presente artículo:
Rodríguez-Maya J, Rodríguez-Romero J. Fracturas del radio distal en tiempos de pandemia.
Reporte de casos. Indexia. Agosto 2021

REPORTE DE CASO

Ruptura capsular espontánea de ambos ojos en un paciente con
síndrome de Alport

Spontaneous capsular rupture of both eyes in a patient with Alport syndrome

Dra. Graciela Ruiz1; Dra. Carolina Abendaño2

1. Oftalmóloga
2. Asistencial en clínica de ojos Cornealasik

Fecha recepción: 11-05-2021
Fecha aceptación: 17-07-2021
Fecha publicación: 20-08-2021

PALABRAS CLAVE:
Ruptura capsular
espontánea
Síndrome de Alport
Catarata juvenil

KEYWORDS:
Spontaneous capsular
rupture.
Alport syndrome.
Juvenile cataract.

RESUMEN
Se reporta un caso de una formación de catarata en un adolescente, originada por una ruptura espontánea de la cápsula anterior del cristalino. La evaluación determinó que el paciente padecía del síndrome de Alport.
El síndrome de Alport (también denominado nefritis hereditaria) es una forma progresiva hereditaria de enfermedad glomerular, que a menudo se asocia con hipoacusia neurosensorial y anomalías oculares. El síndrome de Alport es un trastorno primario de la membrana basal que surge de variantes patogénicas en genes que codifican varios miembros de la familia de proteínas del colágeno IV.

ABSTRACT
A case of cataract formation in an adolescent is reported, caused by a spontaneous rupture of the anterior lens capsule. The evaluation determined that the patient had Alport syndrome. Alport syndrome (also called hereditary nephritis) is a progressive inherited form of glomerular disease, often associated with sensorineural hearing loss and ocular abnormalities. Alport syndrome is a primary basement membrane disorder that arises from pathogenic variants in genes that encode various members of the collagen IV protein family.

  1. E-mail: gruizyepez@gmail.com
    ORCID iD: 0000-0001-8460-5223
    ORCID iD: 0000-0002-3300-0264

CASO CLÍNICO

Hombre de 15 años de edad, quien niega antecedentes de importancia, acude a consulta por presentar visión borrosa de 20 días de evolución en ojo derecho y dolor que se incrementa en forma progresiva hace 8 horas.
Recibió tratamiento tópico en centro médico con Ketorolaco y Dorzolamida, sin remitir sintomatología. En la madrugada del día de la consulta, presenta dolor ocular y leucocoria. Paciente niega trauma ocular.

Examen oftalmológico
OD:
Agudeza visual: percepción de luz
Biomicroscopía: atalamia, ruptura capsular con masas cristalinianas que ocupan cámara anterior
Presión intraocular (PIO): 48 mmHg
Fondo de ojo: no visible
Ecografia: polo posterior sin alteraciones
OI:
Agudeza visual: 20/40
Biomicroscopía: segmento anterior normal
PIO: 12 mmHg
Fondo de ojo: normal
Manejo: Se prescribe manitol IV, acetazolamida y se programa cirugía de catarata por facoemulsificación.
En control postquirúrgico, agudeza visual de OD es de 20/50.
Nueve meses después: Paciente acude a consulta por visión borrosa de ojo izquierdo. Refiere que hace un mes, en forma progresiva, ha bajado la visión de la misma forma que empezó el problema en ojo derecho hace nueve meses.

Examen oftalmológico OI Agudeza visual: 20/60

PIO: 16mmHg
Se evidencia rotura de cápsula anterior del cristalino.
Luego de estos hallazgos, se indaga antecedentes familiares. El paciente refiere que su madre sufrió insuficiencia renal y requirió trasplante; además, que su hermano recibe diálisis.
Se realizó biopsia renal, en la cual reporta laminación de la membrana basal glomerular.
Diagnóstico: Síndrome de Alport

CONCLUSIONES

 

1. Las alteraciones oculares se presentan en un bajo porcentaje en estos pacientes, pero, cuando están presentes, cualquier afección ocular se relacionan con pobre función renal.
2.  La aparición de catarata de rápida formación en un paciente masculino joven debemos sospechar del síndrome de Alport.

Imagen 1.- Leucocoria OD

Imagen 2.- Rotura de cápsula anterior del cristalino

Imagen 3: Rotura de cápsula anterior del cristalino en Pentacam

Imagen 4: Historia familiar del paciente

 

1.Savige J, Colville D. Opinion:Ocular features aid the diagnosis of Alport syndrome. Nat Rev Nephrol. 2009;5(6):356–60. https://doi.org/10.1038/nrneph.2009.65 PMid:19474829 
2. Choi Jh, Na Ks, Bae Sh, Roh Gh. Anterior lens capsule abnormalities in Alport syndrome. Korean J Ophthalmol. 2005;19(1):84–9. https://doi.org/10.3341/kjo.2005.19.1.84 PMid:15929494.
3. Kashtan CE, Ding J, Garosi G, et al. Alport syndrome: a unified classification of genetic disorders of collagen IV α345: a position paper of the Alport Syndrome Classification Working Group. Kidney Int 2018;93:1045.
4. Colville DJ, Savige J Alport syndrome. A review of the ocular manifestations. Ophthalmic Genet.
1997;18(4):161–73. https://doi.org/10.3109/13816819709041431 PMid:9457747.
5. Kashtan, Clifford E. “Clinical Manifestations, Diagnosis, and Treatment of Alport Syndrome (Hereditary Nephritis).” UpToDate, www.uptodate.com/contents/clinical-manifestations-diagnosis-and-treatment-of-alport-syndrome-hereditary-nephritis? search=alport&source=search_result&selectedTitle=1~43&usage_type=default&display_rank=1.
6. Heidet L, Gubler MC. [Alport syndrome:Hereditary nephropathy associated with mutations in genes coding for type IV collagen chains] Nephrol Ther. 2016;12(7):544–551. https://doi.org/10.1016/j.nephro.2016.09.001 PMid:27816395.
7. Jacobs M, Jeffrey B, Kriss A, Taylor D, Sa G, Barratt TM. Ophthalmologic assessment of young patients with Alport syndrome. Ophthalmology. 1992;99(7):1039–44. https://doi.org/10.1016/S0161-6420(92)31853-6
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9. Colville DJ, Savige J Alport syndrome. A review of the ocular manifestations. Ophthalmic Genet. 1997;18(4):161–73. https://doi.org/10.3109/13816819709041431 PMid:9457747.  
10. Mercé E, Korobelnik JF, Delyfer MN, Rougier MB. A new case of giant macular hole in a patient with Alport syndrome. J Fr Ophtalmol. 2012;35(8):573–9. https://doi.org/10.1016/j.jfo.2011.12.007PMid:22695059.
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13. Citirik M, Batman C, Men G, Tuncel M, Zilelioglu O. Electron microscopic examination of the anterior lens capsule in a case of Alport’s syndrome. Clin Exp Ophtalm. 2007;90(5):367–70. https://doi.org/10.1111/j.1444-0938.2007.00134.x PMid:17697183 

Como citar el presente artículo:
Ruiz G, Avendaño C. Ruptura capsular espontánea de ambos ojos en un paciente con síndrome de Alport. Reporte de caso. Indexia.
Agosto 2021

REPORTE DE CASO

MANEJO QUIRÚRGICO DEL TRAUMA RENAL GRAVE

SURGICAL MANAGEMENT OF SEVERE KIDNEY TRAUMA

Víctor Leonardo Hidalgo Montaño1;
María de los Ángeles Hidalgo Torres2

  1.  Urólogo, Departamento de urología, Hospital Clínica San Agustín, Loja Ecuador
  2. Médico general, Loja, Ecuador

Fecha recepción: 4-05-2021
Fecha aceptación: 17-07-2021
Fecha publicación: 20-08-2021

Palabras Clave

Trauma, riñón, hematuria,
hemorragia, nefrectomía.

 

KEY WORDS:

trauma, kidney,
hemorrhage, hematuria,
nephrectomy

RESUMEN

En la actualidad, el medio en que se desenvuelve la población en general conlleva la realización de diversas actividades, ya sea laborales, deportivas o recreacionales; también ha incrementado la violencia de ciertos grupos en las distintas ciudades. Esto provoca que día a día se susciten accidentes de toda índole, en los cuales el trauma abdominal es una consulta habitual en la sala de emergencia de los hospitales, y el riñón es uno de los órganos que podrían resultar afectados.
Las lesiones renales por trauma, a pesar de que no son frecuentes, requieren para su manejo y tratamiento un vasto conocimiento de la región retroperitoneal, ya que se pueden presentar con distintos patrones que hacen más desafiante su diagnóstico y tratamiento.
Presentamos el caso clínico de un paciente masculino con trauma renal contuso grado IV, que luego de varios días de haberlo sufrido presentó deterioro del estado hemodinámico, siendo necesario tratamiento quirúrgico urgente, nefrectomía.

 

BACKGROUND

Nowadays the surroundings in which we are developing has led the population to mobilize in order to work, play sports and take part in recreational activities. Taking into consideration the violence and insecurity that is held in an aleatory way in each city and country it allows accidents to occur. Being abdominal trauma a common consult in the hospital’s emergency room and the kidney one of the organs that can be affected.
Kidney injuries caused by trauma despite not being frequent they require a vast knowledge of the retroperitoneal region for their respective management and treatment, since they can be presented in different patterns making their diagnosis and treatment even more challenging.
We present the clinical case of a male patient with grade IV blunt renal trauma, who suffered a deterioration of hemodynamic status after several days of having suffered it, requiring surgical treatment, nephrectomy.

  1. E-mail: nnayocorsa2002@gmail.com
    ORCID iD: 0000-0001-7798-8553
    ORCID.iD/0000-0002-2839-1459

INTRODUCCIÓN

Los traumatismos son la principal causa de muerte en la población menor de 40 años. El trauma abdominal abarca un gran número de todas las cirugías por politraumatismo, la principal causa de muerte en este tipo de paciente son las hemorragias intraabdominales derivadas de lesiones vasculares de los órganos sólidos hígado, bazo y riñón (1,2) debido principalmente al impacto contuso que reciben las estructuras renales. El trauma penetrante es menos frecuente, aunque con mayor frecuencia causa lesiones graves que requieren de cirugía para su resolución. La evaluación inicial del estado hemodinámico de estos pacientes en el momento de ingreso hospitalario es el gran determinante para definir la conducta terapéutica a seguir: los pacientes que ingresen estables pueden ser manejados conservadoramente obteniendo buenos resultados y los pacientes inestables deben ser explorados quirúrgicamente con el fin de descartar lesiones renales graves que sean causa de su inestabilidad. En los últimos años, los centros de trauma han adoptado conductas de manejo conservador en las lesiones traumáticas de órganos sólidos, basadas principalmente en el uso de imágenes (Ecotomografía de Urgencia y Tomografía Computarizada de abdomen.
Estas lesiones deben identificarse con urgencia, ya que su resolución en el menor tiempo posible es de vital importancia para tratar de garantizar la vida a estos pacientes. El trauma renal se presenta en el 8-10% de los traumatismos abdominales (1) debido principalmente al impacto contuso que reciben las estructuras renales.
El trauma penetrante es menos frecuente, aunque con mayor frecuencia causa lesiones graves que requieren de cirugía para su resolución. La evaluación inicial del estado hemodinámico de estos pacientes en el momento de ingreso hospitalario es el gran determinante para definir la conducta terapéutica a seguir: los pacientes que ingresen estables pueden ser manejados conservadoramente obteniendo buenos resultados y los pacientes inestables deben ser explorados quirúrgicamente con el fin de descartar lesiones renales graves que sean causa de su inestabilidad. En los últimos años, los centros de trauma han adoptado conductas de manejo conservador en las lesiones traumáticas de órganos sólidos, basadas principalmente en el uso de imágenes (Ecotomografía de Urgencia y Tomografía Computarizada de abdomen.
Es más frecuente en el sexo masculino que en el femenino con una relación de 3 a 1. El grupo etario predominantemente afectado está entre los 15 a 40 años. Constituye la lesión más frecuente del aparato urinario, y el riñón junto con el bazo y el hígado son los órganos más lesionados del traumatismo abdominal cerrado (3). El riñón está descrito como el órgano retroperitoneal más afectado 18%, seguido por el páncreas en un 3.7% y la aorta (1%) (4).

Las lesiones renales se dan tanto por trauma cerrado como por trauma penetrante. El trauma renal cerrado, más común, ocurre en el 65% de los casos, como consecuencia de accidentes automovilísticos, accidentes laborales, deportes de contacto, caídas o agresiones físicas. El trauma penetrante ocurre en 35 % de los casos, puede ser causado por armas de fuego o arma blanca, cualquiera de ellas puede provocar una lesión en el parénquima renal, vasos renales principales o al sistema colector ocasionando sangrado y extravasación de orina(2).

CASO CLÍNICO

Paciente masculino de 70 años, casado, residente en Zamora Chinchipe, con antecedentes patológicos personales de hipertensión arterial desde hace 10 años, en tratamiento con losartan + hidroclorotiazida.
Consulta por hematuria macroscópica, retención aguda de orina, dolor abdominal y lumbar izquierdo.
Cuadro clínico de 11 días de evolución, teniendo como causa aparente la ingesta de licor, es encontrado en estado etílico; luego de su recuperación, presenta dolor abdominal y lumbar severo en el lado izquierdo, consulta en el hospital de la localidad, manejan analgesia, sin embargo, el dolor no cede por completo y el cuadro
se complica cuando presenta hematuria macroscópica, dolor intenso y retención aguda de orina. Acude a hospital básico cercano donde es tratado con analgesia, soluciones parenterales y sonda vesical para evacuar sin mejoría del cuadro, por lo que es transferido a esta casa de salud.
Al examen físico de ingreso, paciente álgico, deshidratado, diaforético TA: 90/60 mm Hg, FC: 96x’ FR: 22x’,Tº C: 36,5, cardiopulmonar normal, abdomen: no distendido, ruidos hidroaéreos presentes, doloroso a la palpación superficial y profunda en todos los cuadrantes, tenso, reacción peritoneal +, se palpa globo vesical sobre cicatriz umbilical, región genital: sonda uretral, funda recolectora con 300 ml de sangre coagulada.
Laboratorios: blancos 15 000, neutrofilia del 82%, PCR 162 mg/dl, hematocrito de 24, hemoglobina 6,1. Paciente acude con exámenes realizados en la institución donde acudió en primera instancia, los cuales reportan hemoglobina 11, hematocrito 30%; esto indica una evidente descompensación en cuestión de horas, motivo por el cual se procede a la transfusión de 2 U sangre en ese momento.
Se le realiza urotomografía simple y contrastada de abdomen donde se determina trauma renal izquierdo grado IV y se observa un hematoma subcapsular extenso, deformación severa de la anatomía renal, compromiso de corteza renal más extravasación de medio de contraste.
En cortes pélvicos de la vejiga, se observa coágulo organizado alrededor del back de la sonda Foley (imagen1.2.3).

En las siguientes 6 horas de observación, paciente se descompensa hemodinámicamente con TA 80/60, FC: 110, FR: 24 pm, con necesidad de transfusión de un tercer paquete globular, el dolor persiste a pesar de analgesia dual con reiterados episodios de oclusión de la sonda vesical por coágulos, motivo por el cual se decide una exploración quirúrgica con posibilidad de una nefrectomía izquierda total.
La exploración se llevó a cabo en dos tiempos: el primer tiempo quirúrgico fue una cistoscopia, con lavado vesical para eliminar importante cantidad de coágulos que obstruían la sonda, observándose como principal hallazgo en meato ureteral del lado izquierdo obstruido por coágulo.
El segundo tiempo fue una exploración quirúrgica de riñón izquierdo. Iniciamos con una incisión subcostal izquierda de 15 cm de longitud, se realizó la maniobra de Mattox ipsilateral para acceder al espacio retroperito neal, desde la zona pélvica hasta el ángulo esplénico del colon, los hallazgos fueron los siguientes: urinoma (liquido color cetrino) 300 ml, hematoma plastronado que ocupa fosa lumbar total, adherido al colon descendente, destrucción total del riñón por el infarto que había sufrido en el momento del trauma. Por lo que fue necesario realizar la nefrectomía.
Durante el postoperatorio, paciente estable, signos vitales TA: 110/70, FC: 82, FR: 20 T: 36.8, SAT 98%, se procede a manejo analgésico con catéter epidural por la manipulación y tipo de incisión que realizamos + paracetamol IV, antibiótico terapia con ceftriaxona 1 gramo c/12 horas. Paciente con evolución favorable.
El diagnóstico de histopatología indicó infarto renal izquierdo, hematoma subcapsular de 6 cm de espesor que se extiende desde la corteza hasta la grasa perirrenal, pielonefritis focal. 

Imagen 1. Tomografía simple: deformación de la anatomía renal, con hematoma subcapsular

Imagen 2. Tomografía simple de la pelvis se observa la vejiga con coágulos organizados alrededor del back de la sonda vesical.

Imagen 3. Tomografía contrastada: se observa la fuga del contraste fuera del sistema colector, hacia la parte externa de la corteza renal

  • DISCUSIÓN

    El trauma renal puede ser mortal hasta en un 40 %, la presentación clínica en diversas ocasiones puede consistir solamente en dolor lumbar persistente, la hematuria suele presentarse hasta en un 95 %, sin embargo, su ausencia no descarta trauma renal. El estudio de imagen, como la tomografía contrastada, es el gold estándar para estadificar el grado de trauma renal con una validez diagnóstica de hasta el 95%, y ello más la evaluación hemodinámica del paciente para poder tomar decisiones de tratamiento (5,6).
    El diagnóstico del trauma renal se lo realiza con una alta sospecha, historia clínica detallada en donde se pretende comprender de manera precisa el mecanismo de la lesión, sin olvidar que, en el contexto de un paciente traumatizado, la evaluación de su estado hemodinámico: respiración, vía aérea, circulación, estado neurológico y exposición serán una prioridad (3).
    La hematuria está presente en el 95% de los casos, y se ha determinado que la macroscópica se relaciona con mayor severidad del trauma, antes que la microscópica; puede estar ausente entre 10 al 25% de los casos y esta ausencia no descarta la existencia de lesión renal (7,8). Típicamente está presente en el trauma cerrado (88%) versus el 56% en el penetrante. Por ello, se recomienda tomar muestra para hematuria (particularmente microscópica; >5 hematíes por CGA) desde el principio, ya que la administración de líquidos intravenosos puede hemodiluir la orina (3,4,7,9).
    El diagnóstico temprano es clave pues la lesión puede poner en peligro la vida del paciente. Los estudios de imagen, la ecografía FAST (Focused Abdominal Sonography for Trauma), es el método con el cual se explora el abdomen en busca de líquido libre en los cuatro cuadrantes, identificando los 3 órganos más frecuentemente lesionados en el trauma cerrado: hígado, bazo y riñones. Este procedimiento es ventajoso por ser rápido y no invasivo, se puede realizar en la sala de emergencia e ingresar al quirófano de urgencia, pero cuenta con limitado acceso al retroperitoneo y no permite clasificación del trauma renal (4).
    Si el estado hemodinámico del paciente lo permite, se debe hacer una tomografía axial computarizada simple y contrastada (oral e intravenoso), establecida por la Asociación Americana de Urología como el gold estándar para el diagnóstico de lesiones renales con una sensibilidad de 93% y una especificidad del 100% (4). Permite evaluar con precisión la extensión del tejido dañado, hemorragia perirenal, extravasación urinaria, injurias vasculares o pediculares así como también nos da información del estado de otros órganos que se pueden ver involucrados, ya que las lesiones renales aisladas solo se observan en el 28% de casos asociándose comúnmente a daño a hígado y bazo (2,10).
    El signo cardinal para sospechar en traumatismo renal es la hematuria (6). El diagnóstico de una lesión renal debe sospecharse en cualquier paciente después de un mecanismo de trauma cerrado (lesión por desaceleración, golpe directo), signos de descompensación hemodinámica: hipotensión (presión sistólica < 90 mmHg),
    taquicardia con signos de irritación peritoneal son hallazgos que se deben tener en cuenta según las guías ATLS para un correcto diagnóstico y tratamiento de estos pacientes (3,6).
    Existen diversas clasificaciones para la lesión renal, pero la más ampliamente usada es la propuesta por la American Association for the Surgery of Trauma, que divide en grados del I al V en proporción directa a la complejidad y severidad del trauma, basado estrictamente en criterios de imagen (2).
    Las lesiones renales se clasifican de acuerdo con la gravedad en 5 grados:

    • Grado 1: hematoma subcapsular y/o contusión renal.

    • Grado 2: laceración ≤ 1 cm de profundidad sin extravasación urinaria (2)
    • Grado 3: Laceración > 1 cm sin extravasación urinaria (2)
    • Grado 4: laceración con extensión al corteza y médula, que incluye el sistema colector con extravasación urinaria; cualquier lesión vascular segmentaria o de los vasos principales con hemorragia contenida (2,7).
    • Grado 5: riñón fracturado o estallado con sangrado activo; laceración o avulsión del hilio renal, trombosis o devascularización renal (2).

    El trauma renal más frecuente en el 77% es el menor, grado III o menos, por lo que pueden pasar inadvertidos en sala de urgencias ante médicos no entrenados, hecho que implica un alto riesgo para el paciente pues a pesar de catalogarse como menor, y en su mayoría solucionarse con tratamiento conservador, mantienen el riesgo de complicación (6).
    Los grados I-III del trauma renal tienen indicación de manejo conservador, pues se ha demostrado que el reposo relativo y la monitorización continua permiten controlarlo de manera segura sin necesidad de cirugía, con tasa de éxito entre el 60-90% (11). En estos pacientes, se ha descrito el uso de embolización selectiva mediante arteriografía para detener el sangrado, sin embargo, en nuestro medio no es un procedimiento de fácil acceso y solo se recomienda realizarlo en centros con vasta experiencia en radiología intervencionista (12).
    El dilema se sobreviene cuando nos encontramos en el contexto de un trauma renal grado IV y V, particularmente para el primero, según las guías de práctica para manejo de trauma renal AUA, AEU, ATLS, AAST, tenemos dos opciones: la primera, un tratamiento conservador en el cual se debería realizar una monitorización de signos vitales, compensación hídrica y con hemoderivados según corresponda, reposo absoluto, biometría hemática seriada más TAC de control en 48-72; la otra opción es una exploración quirúrgica renal que abarca control de daños, reparación de laceraciones hasta nefrectomía total (2,12).
    La decisión de intervenir quirúrgicamente un trauma renal es crítica, los objetivos de realizarlo son detener el foco hemorrágico, reparar del riñón afectado siempre que sea posible, detener una probable contaminación gastrointestinal y revisar cavidad abdominal con fines diagnósticos y terapéuticos.
    Existen indicaciones absolutas para la cirugía. En primer lugar, la descompensación hemodinámica del paciente, tal como ocurrió en el caso presentado; hematoma en expansión, avulsión del pedículo renal o de la unión ureteropiélica, es decir, un trauma renal grado V (12). Este tratamiento varía desde nefrorragia hasta nefrectomía, ya sea parcial o total, con o sin reconstrucción vascular, sin embargo, esta última no se recomienda en el caso de un riñón contralateral funcionante porque se ha demostrado que en un 35% de los casos conlleva a nefrectomías tardías (4,13).
    Yang et al. demostraron que la severidad del trauma renal, la necesidad de transfusiones y la inestabilidad hemodinámica son factores predictivos positivos para nefrectomía, ya sea un trauma renal cerrado o penetrante, todos estos factores los presentó el paciente en cuestión (11). 

 

  1. Soto D., Vega C., Peña R. Trauma-renal. Rev ANACEM [Internet]. el 1 de abril de 2012 [citado el 10 de mayo de 2021];6(1):54–8. Disponible en https://www.yumpu.com/es/document/read/33512111/trauma-renal
    2. Voelzke B. Management of blunt and penetrating renal trauma – UpToDate [Internet]. UPTODATE.
    2021 [citado el 10 de mayo de 2021]. Disponible en https://www.uptodate.com/contents/management-of-blunt-and-penetrating-renal-trauma?csi=ca6e984e-2994-405e-9cb4-9cb3985878ec&-source=contentShare 
    3. Crerar‐Gilbert A. Advanced trauma life support. 10th ed. Vol. 48, Anaesthesia. United States of America; 2018. 441 p.
    4. Petrone P., Pérez-Calvo J., Brathwaite CEM, Islam S, Joseph AK. Traumatic kidney injuries: A systematic review and meta-analysis. Int J Surg [Internet]. 2020 [citado el 10 de mayo de 2021];74:13–21. Disponible en https://doi.org/10.1016/j.ijsu.2019.12.013 
    5. Franco-Buenaventura D., Uribe-Bayona A.J., García-Perdomo H.A. Conservative management in blunt renal trauma. Some tips to remember Manejo conservador en trauma renal contuso. Algunas recomendaciones para recordar. Rev Mex Urol. 2020;80(5):1–11.
    6. Andrés García H., Fernanda Urrea M., Serna A., Javier Aluma L. Experiencia clínica en el manejo del traumatismo renal en el Hospital Universitario del Valle (Cali, Colombia) [Internet]. 2009 [citado el 10 de mayo de 2021]. Disponible en www.elsevier.es/actasuro
  2. 7.Lee Y.J., Oh SN, Rha S.E., Byun J.Y. Renal Trauma 2007.
    8. Long J.-A. Evaluación y tratamiento de los traumatismos penetrantes del riñón. 2017 [citado el 10 de mayo de 2021]; Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/S1761-3310 
    9. Machado A., Robellino G., Yandian J., Bertacchi M. URGENCIAS UROLÓGICAS. 2005. 79–92 p.
    10. Skinner D.L., Kong V.Y., Bruce J.L., Bekker W., Laing G.L., Clarke D.L. Acute Kidney Injury on Presentation to a Major Trauma Service is Associated with Poor Outcomes. 2018 [citado el 10 de mayo de 2021]; Disponible en: www.sciencedirect.com 
    11. Yang C-S, Chun-Jen Chen I, Wang C-Y, Liu C-C, Shih H-C, Huang M-S. Predictive indications of operation and mortality following renal trauma. [citado el 10 de mayo de 2021]. www.sciencedirect.com 
    12. Breyer B., Cohen A. Retroperitoneal Injuries: Kidney and Ureter- ClinicalKey. En: Current Surgical Therapy [Internet]. 13a ed. Elsevier Inc.; 2020 [citado el 10 de mayo de 2021]. p.1197–203. https://www.clinicalkey.es/#!/content/book/3-s2.0-B9780323640596002206?scrollTo=%23hl0000285 
    13. Surgical D, For I, Trauma R, Of Y, Hospital E, Juan San. Indicación quirúrgica tardía en trauma renal: experiencia de 15 años del hospital san juan de dios. Rev Chil Urol. 2011;76(4):261–5. 

2.

Como citar el presente artículo:

Hidalgo L, Hidalgo M. Manejo quirúrgico del trauma renal grave. Reporte de caso. Indexia. Agosto 2021.

REPORTE DE CASO

Miopatía inflamatoria, un tipo de presentación de
COVID-19

Inflammatory myopathy, a type of COVID-19 presentation

Guzmán-García Santiago Andrés1; Samaniego-Burneo José Elías2

1.  Reumatólogo. Departamento de Reumatología, Hospital Clínica San Agustín, Loja-Ecuador
2.  Médico General. Universidad Técnica Particular de Loja, Loja-Ecuador

Fecha recepción: 03-05-2021
Fecha aceptación: 17-07-2021
Fecha publicación: 20-08-2021

 

Palabras Clave

COVID-19,
miositis,
debilidad muscular

 

KEY WORDS:

COVID-19,
Myositis,
Muscle Weakness

RESUMEN

A fines de 2019, se identificó un nuevo coronavirus como la causa de un grupo de casos de neumonía en Wuhan, una ciudad de la provincia china de Hubei. Se propagó rápidamente, lo que resultó en una pandemia mundial. La enfermedad se denomina COVID-19, que significa enfermedad por coronavirus 20191. El virus que causa COVID-19 se denomina síndrome respiratorio agudo grave coronavirus 2 (SARS-CoV-2). El primer caso en Ecuador, se confirmó el 27 de febrero de 2020. Los síntomas más comunes son síntomas sistémicos y respiratorios, además de síntomas gastrointestinales, anomalías en el olfato o el gusto, entre otros. Sin embargo, si bien es cierto la mialgia es un síntoma muy común entre los pacientes con covid, son pocos los reportes que hay sobre debilidad muscular debido a una verdadera miositis relacionada con esta enfermedad.

 

ABSTRACT

In late 2019, a new coronavirus was identified as the cause of a cluster of pneumonia cases in Wuhan, a city in China’s Hubei province. It spread rapidly, resulting in a global pandemic. The disease is called COVID-19, which stands for coronavirus disease 2019. The virus that causes COVID-19 is called severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2). The first case in Ecuador was confirmed on February 27, 2020. The most common symptoms are systemic and respiratory symptoms, as well as gastrointestinal symptoms, abnormalities in smell or taste, among others. However, while it is true that myalgia is a very common symptom among covid patients, there are few reports of a true muscle weakness due to covid-related myositis.

  1. E-mail: reumatologialoja@gmail.com
    ORCID iD: 0000-0002-1237-7927

INTRODUCCIÓN

En los últimos dieciocho años, la humanidad ha experimentado dos grandes brotes asociados a enfermedades por coronavirus: el síndrome respiratorio agudo severo o SARS (2002-2003) y el síndrome respiratorio de oriente medio o MERS, presente desde del año 2012 hasta la fecha. Actualmente, la nueva amenaza para la salud mundial, es el brote en curso de la enfermedad respiratoria responsable de más de dos millones de muertes en todo el mundo, la enfermedad por COVID-19, que tuvo su debut a finales de 2019 1.
La enfermedad es ocasionada por un nuevo coronavirus que está relacionado estructuralmente con el SARS, este nuevo virus se denomina síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2). La mayoría de personas infectadas desarrollan una amplia gama de manifestaciones clínicas, que van desde una enfermedad leve que incluye la tos, las mialgias y las cefaleas (síntomas informados con mayor frecuencia), así como la anosmia, disgeusia y odinofagia (también usuales), hasta la enfermedad crítica con evolución a insuficiencia respiratoria, shock o disfunción multiorgánica 2. La manifestación más grave y frecuente es la neumonía, caracterizada por tos, disnea, fiebre e infiltrados bilaterales en las imágenes de tórax. No obstante, a pesar de las amplias manifestaciones que se han reportado, no existen síntomas o signos específicos que puedan distinguir de forma fiable la infección por COVID-19 3.
La mialgia se describe entre los síntomas comunes de COVID-19 y su duración puede estar relacionada con la gravedad de la enfermedad; se ha descrito que la infección por SARS-CoV-2 tiene afinidad por tejido neural y muscular, y se reportan casos de encefalitis, neuropatías craneales, síndrome de Guillain-Barré y miositis/rabdomiólisis, aumentando la prevalencia de síntomas atípicos a medida que progresa la pandemia 4.
Las principales complicaciones musculares asociadas incluyen mialgias, debilidad muscular y rabdomniólisis con aumento de la creatina quinasa sérica (CK) y Aldolasa, marcardores de inflamación muscular. Su patogénesis no está bien definida hasta la fecha, varios autores concluyen que el daño del músculo esquelético pueda estar relacionado con una infección directa del virus SARS-CoV-2 a través de la interacción con el receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), sin embargo, no se ha demostrado partículas del virus en muestras de músculo. Otras teorías, del porque se pueda desarrollar miopatías en estos pacientes, es que se a un proceso autoinmune desencadenado por la infección viral, como ocurre en la miositis autoinmune necrotizante, o la exposición a fármacos miotóxicos, por lo que ha resultado complejo revelar la causa de la debilidad en un paciente individual 5.

En esta revisión se expone un caso clínico de un paciente con hisopado PCR positivo para COVID-19, con clínica y resultados de laboratorio que respaldan el diagnóstico de miopatía inflamatoria por SARS-CoV-2, con evolución favorable tras una semana de tratamiento médico.

RESENTACIÓN DEL CASO

Es un paciente masculino de 42 años de edad, con antecedentes personales de obesidad y diabetes mellitus tipo 2. Luego de cirugía de bypass gástrico hace 3 años, ya no necesitó tratamiento farmacológico para control glicémico. Niega toxicomanías. Consume alcohol de manera ocasional, 10 copas cada 3 meses, suspendido hace 3 meses. Acude a la consulta por un cuadro clínico caracterizado por astenia, adinamia, malestar general y sensación de alza térmica no cuantificada de 24 horas de evolución. Además refiere artralgias y mialgias generalizadas, acompañadas de debilidad muscular de 4 extremidades, miembros superiores e inferiores, que no le
permiten realizar sus actividades diarias. Al interrogatorio dirigido niega síntomas urinarios, gastrointestinales, respiratorios o algún dato que indique un foco infeccioso
aparente. Refiere contacto cercano con una persona con COVID-19, 5 días previos. Al examen físico, frecuencia cardiaca de 110 latidos por minuto, alza térmica cuantificada en 38. 5º, saturación 94%, al examen pulmonar, abdominal y articular sin alteraciones.
Fuerza muscular disminuida en musculatura cervical 3/5, musculatura proximal y distal de miembros superiores e inferiores 3/5. Se solicitaron estudios complementarios como parte de su abordaje inicial, (tabla 1) resultado hisopado PCR para COVID-19 positivo, también se solicitaron estudios de abordaje inicial de esta patología, con resultado de biometría hemática, pruebas de función renal sin alteraciones, dímero d negativo, proteína c reactiva dentro de rangos de normalidad, leve aumento de ferritina, aumento importante de transaminasas y CPK con elevación marcada >8000, los estudios de imagen de tórax sin datos sugestivos de neumonía por COVID-19. Se integró el diagnóstico de COVID-19, virus identificado + miopatía inflamatoria secundaria a COVID-19.
Se inició tratamiento con prednisona a 0.5 mg/kg de peso, hidratación y medidas generales, mejorando la sintomatología muscular y general de manera inmediata.
Se realizó estudios de control en una semana, donde se observó normalización de las transaminasas y de la CPK, por tal motivo, se inició reducción progresiva de glucocorticoide hasta retirarlo. Se realizó control clínico y de laboratorio al mes de la primera consulta; el paciente no presentó alteraciones clínicas o de laboratorio.

 

Tabla 1. Estudios de Laboratorio

DISCUSIÓN

La presencia de mialgias y astenia ha sido un síntoma común en pacientes con diagnóstico de COVID-19, sin embargo, han sido pocos los casos que se han reportado sobre una verdadera miositis asociada a la enfermedad.
Si bien es cierto que su fisiopatología no está del todo clara, varios autores concluyen que son secundarias a la reacción inflamatoria sistémica provocada por el virus 6.
Se ha descrito que al menos un tercio de los pacientes cursan con mialgias y niveles altos de creatinina quinasa, pero no se ha podido dilucidar si la elevación de estas enzimas musculares se deba a infección viral directa del músculo, los efectos tóxicos de las citocinas u otro mecanismo 7.
Se integró el diagnóstico de miopatía inflamatoria asociada al virus con base en las características clínicas de febrícula, malestar general, sensibilidad muscular y astenia en un paciente con antecedentes de infección viral con hisopado PCR positivo para COVID-19, además de anomalías en laboratorio que sugieren inflamación muscular con elevación marcada de la enzima creatinina quinasa. Los exámenes de laboratorio del paciente revelaron una creatina quinasa elevada de 8709 U/L, sin signos de mioglobinuria o insuficiencia renal, que se normalizaron tras una semana de tratamiento ambulatorio con corticoterapia. Sin embargo, no se realizaron estudios de conducción nerviosa, electromiografía o biopsia muscular que nos permitan indagar más sobre la posible patogenia del padecimiento del paciente; la literatura menciona que estudios complementarios, como la biopsia muscular, no están indicados en el contexto de sospecha de miositits viral, ya que no existen hallazgos diagnósticos específicos, y, en la mayoría de informes, no se han observado partículas virales en la biopsia. A pesar de ello, podría ser de utilidad para descartar otras causas, como una miopatía inflamatorias 8.
Finsterer y Scorza sugieren que, en todo paciente en quien se sospeche de una miopatía grave asociada a la infección por SARS-CoV-2, se debe indagar sobre los tipos de medicamentos que consumen aquellos pacientes crónicos con diagnóstico de COVID-19 (incluida la dosis y el momento en que se administran), con la finalidad de descartar una miopatía tóxica pura en el contexto de una pandemia en la que se ha comenzado a usar fármacos potencialmente miotóxicos. Se han documentado varios casos de miopatías inflamatorias asociados a fármacos miotóxicos como hidroxicloroquina, agentes antiretrovirales, estatinas, entre otros. Nuestro paciente no ha recibido terapia alguna con agentes potencialmente miotóxicos que se correlacionen con una miopatía farmacógena, del mismo modo, no se conoce antecedentes médicos personales o familiares de rabdomiólisis o mioglobinuria ni de ningún tipo de patología muscular 9.
Los pocos casos que se han reportado de miopatía inflamatoria por COVID-19 predominan en pacientes que tuvieron una enfermedad grave o crítica. En un estudio realizado por Versace et al, dos pacientes que sobrevivieron a la neumonía típica por COVID-19 que requirió de cuidados intensivos, y que desarrollaron de manera temprana mialgia y debilidad proximal severa en las cuatro extremidades, tuvieron laboratorios con una creatina quinasa sérica de 4.002 y 6.732 U / l, respectivamente, y una proteína C reactiva e interleucina 6 elevadas, concluyendo que la posible patogenia de la miopatía en este tipo de pacientes es consecuencia de la hiperinflamación que afectan a los músculos desde la hipoexcitabilidad hasta la necrosis, es decir, la tormenta de citosinas inflamatorias junto con la caogulopatía y la activación de macrófagos contribuyen al daño del músculo esquelético, pero no se pudo diferenciar si fue ocasionado por una infección directa del virus, un proceso autoinmune o la miopatía del enfermo crítico 5.

CONCLUSIÓN

Las manifestaciones clínicas musculares son frecuentesen la enfermedad por COVID-19; se ha determinado la capacidad del virus de infectar múltiples tipos de tejidos, con un potencial único para atacar el músculo esquelético. No se ha podido determinar la verdadera patogenia de la miopatía asociada a la enfermedad, por lo que se debe descartar las posibles causas de miopatía desde la historia clínica completa, historial farmacológico, estudios de electrodiagnóstico, biopsia muscular con investigación dirigida a la patogenia e incluso estudios genéticos.

 

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Como citar el presente artículo:

Guzmán-García S, Samaniego-Burneo J. Miopatía inflamatoria, un tipo de presentación de COVID-19. Reporte de caso. Indexia.
Agosto 2021.

REPORTE DE CASO

Aplicación de la terapia cognitivo-conductual en un paciente con depresión orgánica e ideación suicida

Application of Cognitive-Behavioral Therapy in a Patient with Organic Depression and Suicidal Ideation

Zhenia Muñoz-Vinces1

1 Universidad Nacional de Loja
1 Clínica San Agustín

Fecha recepción: 25-05-2021
Fecha aceptación: 26-07-2021
Fecha publicación: 20-08-2021

Palabras Clave

Depresión, ideación
suicida, terapia cognitiva conductual.

 

KEY WORDS:

Depression, Suicidal
ideation, Cognitive
Behavioral Therapy

RESUMEN

A medida que los niveles de depresión aumentan, la ideación suicida puede aparecer en cualquier momento; para estas dos condiciones, la terapia cognitiva conductual (TCC) ha demostrado ser efectiva. El presente caso clínico describe cómo las sesiones de tratamiento, basados en la terapia cognitivo-conductual, modificaron conductas e ideas irracionales respecto a la depresión comórbida con cuadro orgánico con ideación suicida, impulsividad, agresividad, entre otros síntomas en un paciente de 28 años.
En la aplicación del tratamiento se emplearon técnicas de la terapia cognitivo-conductual (TCC).
En la evolución nos apoyamos en las siguientes pruebas psicométricas: Inventario de evaluación de la personalidad (PAI), requerido para evaluar los perfiles clínicos que requieren atención integral; inventario de depresión de Beck-II y la escala de desesperanza de Beck. En los resultados se logró identificar una mejoría considerable de la sintomatología depresiva, así como de la ideación suicida; se modificó el funcionamiento y el comportamiento del paciente, de tal manera que en las diversas áreas de desenvolvimiento se logró una mejoría considerable.

 

SUMMARY

As levels of depression increase, suicidal ideation can appear at any time. For these two conditions, Cognitive Behavioral Therapy (CBT) has proven to be effective. The present clinical case describes how the treatment sessions, based on cognitive-behavioral therapy, modified behaviors and irrational ideas regarding depression comorbid with an organic picture and with suicidal ideation, impulsivity, aggressiveness, among other symptoms in a 28 year old patient.
Cognitive Behavioral Therapy (CBT) techniques were used in the application of the treatment. In Evolution we rely on the following psychometric tests: Personality Assessment Inventory, Beck-II Depression Inventory and the Beck Hopelessness Scale. In the results, we were able to identify a considerable improvement in depressive symptoms, as well as in suicidal ideation.
The functioning and behavior of the patient were modified in such a way that a considerable improvement was achieved in the various areas of development.

  1. E-mail: zheniamunozv@yahoo.com
    ORCID iD: 0000-0003-1814-4857

INTRODUCCIÓN

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo mueren aproximadamente 800 000 personas al año por suicidio, con mayor prevalencia jóvenes entre 15 y 24 años, constituyendo la segunda causa de muerte en este grupo de edad (OMS, 2014). En Ecuador, entre el año de 1990 y 2017, se han registrado un total de 8 777 suicidios entre niños, adolescentes y adultos jóvenes, generando un promedio de 313 suicidios anuales, se encontró que, en adultos jóvenes, aumentó un 57% la tasa de suicidios(2), implicando un serio problema de salud pública en Ecuador. La conducta suicida está estrechamente con cuadros depresivos en un 20 %, y, el 8 %, con intentos de suicidio y que han recibido previamente atención psiquiátrica y psicológica(3). Por ende, el suicidio es considerado el resultado final de conductas y pensamientos propios de la persona para terminar con su vida voluntariamente, en los cuales se incluyen aspectos cognitivos, ideas suicidas y su planificación(4).
En los últimos años, se ha utilizado una serie de tratamientos para la depresión acompañada de ideación e intentos suicidas, puesto que su origen puede obedecer a causas biológicas(4), psicológicas, psicosociales, entre otras. Los tratamientos de mayor relevancia se basan en procesos farmacológicos y psicoterapéuticos, estos últimos encaminados al manejo de la distorsión de pensamientos que conlleva a la conductas autolíticas y suicidas.
Respecto al manejo de pacientes con depresión e ideación suicida basadas en la evidencia científica comprobada, se aplica en la clínica psicoterapéutica la terapia cognitivo conductual (TCC)(5), tratamiento farmacológico y terapia electroconvulsiva, esta última técnica es aplicada en los casos que se han cronificado(6). La TCC, sola o combinada con medicamentos, tiene el efecto de disminuir la psicopatología depresiva y su asociación a ideación suicida en pacientes con este diagnóstico, la TCC utiliza destrezas para la reestructuración de pensamientos distorsionados, accede a identificar sentimientos y emociones y a la resolución eficaz de los problemas generadores de malestar emocional; facilita la comunicación y fortalecimientos de redes de apoyo(7). El tratamiento psicoterapéutico, por lo general, dura entre 10 y 20 sesiones, se evidencia que existe una reducción de los síntomas después de 4 o 6 sesión del tratamiento (8), de acuerdo a los autores Henriques, Beck y Brown (2003).
La TCC ha permitido a través de sus actividades reestructurar cognitivamente las distorsiones desreguladas, disminuye el diálogo interno negativo y autoculpabilizador y reduce las ideas catastrofistas. Los beneficios de la TCC, junto con el tratamiento farmacológico, permiten mejorar los distintos niveles de autonomía personal, social, funcional, ánimo y afecto, extinguiendo conductas autodestructivas que llevan a la ideación suicida así como la remisión de síntomas depresivos (6). Así mismo, datos reportados por Sales et al.(9) en resultados sobre la aplicación de la terapia de reestructuración cognitiva conductual en personas adultas han mostrado su utilidad logrando remisión de la depresión, los pacientes generaron mayor adaptación personal y social fortaleciendo las redes de apoyo social. La TCC indica que este tipo de terapia psicológica es igual de eficaz para la depresión, distimia, ideación suicida que los antidepresivos, y muestra ser más eficaz que la medicación antidepresiva(10,11) 2017. Asimismo, se ha encontrado buenos resultados reportados por Brachel et al. (12) con una muestra  de 475 pacientes ambulatorios con diagnóstico de depresión e ideación suicida, que evidencian que con la aplicación de la TCC se produjo disminución de la sintomatología e ideación, se reestructuraron nuevas metas y expectativas a futuro, generando en los pacientes visión adecuada y percepción óptima de sus motivaciones y metas.
El presente caso clínico refleja la importancia de la aplicación de la TCC, en un paciente de 28 años con depresión clínica asociada a un origen orgánico con alta ideación suicida y describe alta eficacia de una terapia basada en la evidencia científica, que conjuntamente con el tratamiento farmacológico aplicado por un médico psiquiatra, inhibió la sintomatología depresiva e ideación suicida; cuyos síntomas en la actualidad están en remisión total.

PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO

Paciente de sexo masculino de 28 años de edad, estado civil casado, educación superior de especialidad, con nivel socioeconómico medio, empleado en el sector público y privado. Reside en la ciudad de Loja.
Acude a consulta externa de psicología clínica y psicoterapia por presentar un conjunto de síntomas depresivos relacionados con frustración, presagios catastróficos, angustia incontrolable, ira irrefrenable reactiva y explosiva; relata agresividad dirigida hacia personas de su grupo familiar principalmente a su esposa llegando a la violencia física y psicológica que han confluido en disfunción intrafamiliar. Menciona que desde hace dos semana se siente “muy mal”, extraña a su hija tras separación de su pareja y con ello ha identificado el inicio de ideas de suicidio y aumento de su impulsividad, autoagresividad, llanto, alteraciones fisiológicas relacionadas con los instintos básicos; aleatoriamente, síntomas cognitivos referentes a pesimismo, pensamientos de castigo, “temores” de perdida de sus seres queridos consecuentes de su comportamiento altamente disruptivo. Se presentan, además, otras manifestaciones fisiológicas asociadas a problemas de sueño que causan insomnio de mantenimiento; en la conducta motora manifiesta se evidencia desánimo, falta de interés, evitación experiencial.
Al explorar su grupo familiar actual, ha procreado una hija de 3 años de edad, cuenta con una red consolidada de apoyo familiar de origen y ampliada. Se evidencia una red social externa apropiada con su núcleo de amistades.

Antecedentes/historia previa

El paciente describe que a temprana edad, cinco años aproximadamente, ha presentado ira irrefrenable e impulsividad que era dirigida externamente con conductas desafiantes hacia sus cuidadores primarios y compañeros de aula, reaccionando con alta respuesta a la frustración y amenazas que confluían en agresiones verbales, físicas y constantes rabietas. En la vida adulta persiste esta agresividad con tono más acentuado que se agudiza dirigiéndose hacia algunos amigos, familiares y principalmente hacia su esposa causando violencia verbal y física, que llegó a ser denunciada en las entidades legales. Su nivel de impulsividad se extendió a otras áreas del funcionamiento causando conflictividad física en el área laboral, con disturbios hacia la autoridad “jefe” por falta de autocontrol de la irritabilidad, que trae como consecuencia el despido laboral.

Antecedentes familiares psicopatológicos

El paciente desde temprana edad ha sido víctima de agresión tipo física y psicológica inferida por sus padres y cuidadores incluyendo sus abuelos. En el entorno educativo, sufrer maltrato del tipo ya mencionado, por más de una ocasión, derivado desde sus maestros según relato. Las características de personalidad de sus padres eran rígidas e inflexibles, que conllevaban a un sinnúmero de castigos con ausencia de apego afectivo y comunicación efectiva, lo que tornaba un hogar rígido, inflexible y disfuncional.
En los antecedentes familiares, el padre sufrió depresión tratada por un especialista; abuelos paternos con antecedentes de diabetes mellitus tipo II y trastornos neurocognitivos; tía materna con antecedentes de trastorno delirante tipo persecutorio; primo paterno padece enfermedad mental con aparentes intentos de suicidio y epilepsia (en internamiento por más de 15 años en un hospital psiquiátrico de la ciudad de Quito).
Conducta observable y manifiesta durante la evaluación El paciente expresa consumo de alcohol moderado y condicionado a fines de semana y a eventos sociales.
En el temperamento de base, se definen características de rigidez, impulsividad, instintivismo, descontrol de los impulsos, reactividad externa altamente agresiva. Los rasgos de carácter manifiesto con conductas motoras de descontrol físicas y verbales (pegar, insultar) manifestadas ante situaciones de estrés y dirigido a su entorno familiar, con respuestas defensivas hacia los demás; a nivel cognitivo menciona presencia de diálogo interno autorreferencial de muerte (me quiero suicidar, quiero morir, con esto que me pasa… por qué vivir, muriendo terminaría este castigo, etc.). Las ideas fijas descritas son automáticas e involuntarias; se asocian a ideas de contenido negativo en relación al yo sí mismo y el mundo circundante, así como aquellas de contenido perseverante o rumiante que reflejan un patrón obsesivo y fijo, tornándose perjudicial hacia la conservación del autocuidado e integridad personal. Adicionalmente, los afectos se ven alterados por cambios en el estado de ánimo fluctuantes, cicloides, con estados ambivalentes y oscilantes durante el día; alteración del sueño relacionado con insomnio de mantenimiento, que agudiza su nivel de estrés y aumento de la impulsividad.

Resultados de pruebas psicométricas

PAI: El paciente obtuvo en la escala clínica de depresión un puntaje referencial significativo de gravedad de 94 puntos. En la subescala relativa al tratamiento, 98 puntos de significación clínica en agresión; actitud agresiva AGR-A 88 baremo de gravedad; agresiones verbales AGR-V 90, significación de gravedad; agresiones físicas AGR-F 89, grave. En la subescala índice de ideación suicida obtuvo 108 puntos con valor referencial grave; en la subescala riesgo de autolesión, 100 grave; He hecho planes para matarme; (BV) 206 extremo; No me interesa la vida, (BV) 340 extremo;
Estoy pensando en la posibilidad de suicidarme, 100(BV) grave; 73 puntos en la subescala de rechazo al tratamiento.
BDI-II.- El paciente obtuvo 50 puntos, que corresponde a depresión grave.
BHS.- Obtuvo un valor total de 15 puntos, compatible con predictor grave de ideación suicida, condición que requiere intervención urgente psiquiátrica y psicológica.

Exámenes complementarios

En los resultados del EEG solicitado por el médico especialista, se reportan las siguientes características:

1) Distribución topográfica de los ritmos anteroposteriores anormal, por presencia de actividad Alpha bi-temporal. La apertura ocular no provoca bloqueo de la actividad en el paciente, los últimos 5 minutos de la prueba, lo que revela alteración neurofisiológica.
2) El trazo muestra varios brotes de espigas a nivel frontotemporal derecho con proyección contralateral. Varias espigas demostrativas están colocadas al inicio del registro encefalográfico.
3) Trazo de bajo voltaje Alpha bitemporal y breves brotes de espigas a nivel frontotemporal derecho con proyección contra lateral.
Con este antecedente, los resultados revelan un EEG anormal, que se correlaciona con el cuadro clínico del paciente diagnóstico F06 Otros trastornos mentales debidos a lesión y disfunción cerebral y a enfermedad física, con remanente de depresión de origen orgánico.

Tratamiento prescrito por el especialista en psiquiatría

Tratamiento farmacológico. Se introduce Fluvoxamine (LUVOX) 100 mg, risperidona (GOVAL) 1 mg/ml – 3 gotas, clonazepam (NAURYL) 2,5 mg/ml – 3 gotas con disminución progresiva hasta suspender, y ácido valproico (VALCOTE ER). EL VALCOTE ER se empieza con 250 mg por 15 días; luego 500 mg por 30 días, y, por último, una tableta de VALCOTE ER 250 mg más otra tableta de VALCOTE ER 500 mg continuamente. Con controles mensuales por el médico especialista en psiquiatría.

Objetivo del plan de tratamiento psicoterapéutico

El objetivo principal del tratamiento psicoterapéutico se encaminó a la disminución de los niveles de depresión, ideación suicida y modificación conductual incluyendo el manejo y control de la impulsividad y agresividad.
Tratamiento psicoterapéutico aplicando la terapia cognitiva conductual de Beck Posterior a la valoración psicológica y psiquiátrica, se logra determinar que el cuadro corresponde a un diagnóstico F06 Otros trastornos mentales debidos a lesión y disfunción cerebral y a enfermedad física, con remanente de depresión de origen orgánico, por las alteraciones estructurales encontradas en la exploración multidisciplinaria.
De acuerdo a la clínica psicopatológica descrita, se procede a establecer un plan terapéutico con base en la terapia cognitiva conductual TCC(16), se realizaron sesiones continuas de TCC, con una duración de 60 minutos, una vez por semana, las que se detalla a continuación.

Estrategias de tratamiento

Una vez establecido el diagnóstico del paciente, se realiza un plan de tratamiento destinado a modificar las distorsiones cognitivas y los supuestos personales. Es necesaria la participación activa del terapeuta en este proceso, considerando el profesional una serie de técnicas de origen cognitivo-conductuales.
Las técnicas son explicadas y descritas durante las sesiones destinadas a la terapia; se genera un diálogo bidireccional terapeuta-paciente, además se emulan en consulta bajo dirección del terapeuta de tal manera que la práctica se incorpore a la experiencia del paciente; la finalidad que se persigue es que el paciente tome conciencia y modifique sus supuestos distorsionados consecuentes de la irracionalidad que ha dejado la depresión.
Las técnicas cognitivas que se utilizan en la TCC permiten que el paciente identifique las ideas o pensamientos que causan problemas. Posterior a su análisis racional, el paciente será capaz de identificar estas distorsiones y, tras el trabajo conjunto con su terapeuta, tendrá la posibilidad de generar puntos de vista alternativos y racionales de una experiencia o situación negativa, de esta manera, corregirá errores de pensamiento.
Dentro de las técnicas que Beck describe como eficaces, se mencionan las siguientes (Caro, 2006):Psicoeducación directa: Consiste en proporcionar información detallada sobre el diagnóstico, tratamiento y prevención de recaídas que se empleará durante el proceso terapéutico; se describirán todos los escenarios en los cuales se ejecutara la TCC.
Identificación de pensamientos automáticos y/o distorsionados: Con la utilización de protocolos y mediante autoregistros se entrenará al paciente en la identificación de ideas distorsionadas, identificación de emociones negativas y condiciones generadoras de malestar, que influyen negativamente en el sistema cognitivo-afectivo-comportamental del paciente.
Reatribución: Con una serie de estrategias terapéuticas el paciente reestructurará creencias erróneas que han ahondado su estado afectivo-emocional; se emplearán una serie de diálogos socráticos que permitirán implantar nuevas filosofías en el sistema de creencias de un individuo.

 

 

Terapia Cognitivo Conductual

 

Modelado: Se emplearán distintas estrategias o variantes de esta técnica que ayuda a modificar cogniciones, conductas, sensaciones bajo un entrenamiento dirigido por el terapeuta y señalado para el paciente en su vida cotidiana.
Uso de imágenes: Se puede usar imágenes para que el paciente modifique sus experiencias cogniciones erróneas, además, se utilizará estrategias directas en estado de vigilia, encubiertas o en estado de sueño sugerido.
Resolución de problemas: Se pretende activar el estado de conciencia de enfermedad, categorizar y jerarquizar, según la importancia, la toma de decisiones.
Comprobación de predicciones: Su objetivo básico consiste en identificar predicciones específicas que conlleven a un seguimiento de los resultados.
Las técnicas conductuales, al igual que las técnicas cognitivas, están dirigidas al manejo de los síntomas principales de un diagnóstico psicopatológico. Algunas de las principales técnicas conductuales utilizadas en la TCC para la depresión (Leahy & Holland, 2000) van de la mano con actividades de activación conductual y neurofisiológica, generando acciones alternativas que el paciente debe ejecutar diariamente y logre la inhibición de la conducta-problema. La asignación de tareas graduadas, se constituyen en una alternativa cuando el paciente posee dificultades para ejecutar una conducta dada, el terapeuta elabora con el paciente una jerarquía de conductas intermedias de dificultad para poder alcanzar la conducta meta.

Otras técnicas cognitivo conductuales se basan en el entrenamiento asertivo, entrenamiento en relajación progresiva, neurobiofeedback, activación neurofisiológica, ensayos conductuales, role-playing, moldeamiento conductual, exposición in vivo, visualización dirigida, inoculación del estrés, entrenamiento en habilidades sociales, entre otras estrategias que se emplean según la problemática del paciente.

Evolución del cuadro clínico

En la fase de evaluación, se observa un conjunto de signos y síntomas generales como diálogo interno (autorreferencial), mecanismos de evitación mediante la agresividad, hipersexualidad, ideas negativas, ideas rumiantes y obsesivas, problemas para dormir (conciliar y mantener el sueño), aumento del apetito, agitación psicomotora, desesperación, llanto fácil. Fue remitido a psiquiatría para valoración, obteniendo después el informe psiquiátrico y determinar leves alteraciones a nivel cerebral. Se llegó a la conclusión de una depresión de tipo orgánica, con lo que se empezó el tratamiento farmacológico prescrito por psiquiatría y, simultáneamente, el trabajo psicoterapéutico con TCC.
Se empezó a observar mejoría de la sintomatología a las dos semanas.
Como resultado final, se llegó a la remisión completa de sus síntomas depresivos, un mejor control de los impulsos y de la agresividad, y un mejoramiento de su calidad de vida. Los chequeos se los realizó a los 6 y 12 meses, en donde el paciente se encuentra estable.

Evaluación de la eficacia del tratamiento

Tras la aplicación del tratamiento, se utilizaron pruebas psicométricas pos tratamiento, con el fin de discriminar la reducción de la sintomatología y modificación cognitiva conductual; se pudo evidenciar una reducción de las conductas impulsivas y agresivas, las cuales se modificaron significativamente. Por otro lado, se logró la remisión total de la ideación e intención suicida, ciertas características de personalidad rígidas se flexibilizaron; finalmente, se logró manejar las distorsiones cognitivas con la reestructuración del mismo tipo y una adaptación a un nuevo estilo de vida.
Seguimiento. Se ejecutaron sesiones de terapia continua, con una frecuencia de 60 minutos una vez semanal, posteriormente se realizaron 8 intervenciones quincenales y 5 sesiones una vez al mes. En la actualidad, el paciente acude a control anual, proceso que aleatoriamente lo realiza con el médico especialista en psiquiatría por la prescripción farmacológica permanente de ácido valproico, por parte del especialista existe reporte que el paciente se mantiene en remisión total.

Observaciones

Se debe tener en cuenta que, al inicio del tratamiento farmacológico, no existió una clara adherencia a este en sus conductas impulsivas, tampoco se visualizó mejoría, después de la aplicación de la TCC, se observaron cambios significativos tras ejecutar acciones direccionadas específicamente al control de la agresividad e ideación suicida.
Tras los resultados eficaces de la TCC, se destaca la importancia de esta terapia basada en la evidencia que causó en el paciente en mención modificación de sus áreas cognitivas, fisiológicas y motoras; generando readaptación a su entorno y mejorando su estilo de vida, es importante señalar la importancia del tratamiento combinado entre farmacoterapia y psicoterapia en casos de etiología orgánica, el primer tratamiento controla los aspectos clínicos relacionados con el daño estructural y funcional, mientras que el segundo genera modificaciones conductuales, reestructuración cognitiva, inhibición de la desregulación emocional, genera conductas de autocontrol; entre otros aspectos de la vida psíquica que no modifica el tratamiento farmacológico.

DISCUSIÓN

Si bien se identifica un componente orgánico del trastorno del estado de ánimo en el caso estudio, dada la aparición temprana en etapa infantil de los síntomas que evolucionaron y se identificaron en la vida adulta, se evidencia que el tratamiento farmacológico aislado no dio los resultados esperados en cuanto a la modificación cognitiva y conductual, pues se revelaron episodios de recaída constantes; tras la aplicación de la TCC, y el tratamiento farmacológico permanente, se logra la mejoría del paciente en su área personal, social, familiar y laboral, observando una convalecencia a nivel cognitivo, afectivo, funcional, reestructuración de la ideación suicida y otras distorsiones y falacias cognitivas propias del cuadro depresivo de un paciente; logrando así verificar la eficacia de la TCC.
Este caso clínico evidencia la importancia de la TCC en un paciente con depresión de origen orgánico y con ideación suicida, la TCC presenta una serie de ventajas, dado que existe una disminución de la sintomatología depresiva y la ideación suicida; mejor control de los impulsos y agresividad, y mejor aceptación y adaptación al tratamiento psicofarmacológico, lo que mejoró la percepción de sí mismo y la relación con su entorno. La TCC postula que los pensamientos, las emociones y la conducta se relacionan con nuestras formas de pensar, de vernos y actuar de una u otra manera(17). El paciente, en cuanto a la reestructuración cognitiva, presenta mejoría con la TCC, asimismo, mejora en los niveles de impulsividad, ansiedad, estrés y su satisfacción de vida como datos reportados en otras investigaciones que resaltan la importancia de las técnicas cognitivas para el alivio de la depresión(9).
A pesar de que el paciente requiere tratamiento psicofarmacológico permanente por su diagnóstico nosológico, se determina que, en inicio, este tratamiento no fue suficiente y se evidencian cambios de pensamiento y comportamiento tras la aplicación de la TCC y sus diferentes técnicas, manteniéndose en remisión hasta el momento actual, condición que determina la efectividad de esta terapia.
En cada sesión se abordó la ideación suicida con el protocolo de atención mental emergente, pretendiendo asegurar un tratamiento adecuado. Mediante esquemas cognitivos irracionales y perspectiva negativa de la realidad, la TCC permite identificar este tipo de pensamientos para modificar las cogniciones desadaptativas y actuar efectivamente(9,18).
La mejoría de la calidad de vida y el mejoramiento de la sintomatología depresiva, como menciona Lezaun(19) sobre las impresiones subjetivas que tienden a influir sobre el funcionamiento psicológico, social y físico. Revisar la redacción de este párrafo, están incompletas las ideas.

CONCLUSIÓN

La depresión de origen orgánico, por su naturaleza, demuestra resistencia a una gran variedad de modelos psicoterapéuticos.
En el presente caso clínico, ante la aplicación de terapia cognitivo-conductual, se logró la adherencia al tratamiento, remisión de la sintomatología propia del trastorno depresivo, como la ideación suicida, y, la reestructuración cognitiva, todo esto a pesar de que la enfermedad presenta resistencia intrínseca al tratamiento. La utilidad del presente artículo para la comunidad científica radica en que se demuestra, en este paciente, la efectividad de la terapia cognitivo-conductual y el proceso que se llevó a cabo para obtener dicho resultado.

 

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      17. Manzanera-Escarti R, Ibáñez-Tarín C, Scoufalos S, Arbesú-Prieto J. Terapia cognitivo conductual y medicina de familia en el tratamiento integral de la depresión. Aproximación práctica. Semer- Med Fam [Internet]. 2007 Oct;33(8):425–9. Available from: http://dx.doi.org/10.1016/S1138-3593(07)73933-3 
      18. Carpintero B, Conejo J. Protocolo diagnóstico y terapéutico del paciente con riesgo de suicidio. Rev la Educ Super [Internet]. 2019;12(84):4962–5. Available from: http://dx.doi.org/10.1016/j.med.2019.07.008 
      19. Lezaun JY. Análisis de la calidad de vida relacionada con la salud en la vejez desde una perspectiva multidimensional (No. 11002). Imserso. 2006.
      20. Traducción del Resumen realizada por el Mg. Carlos Rojas Peréz, traductor autorizado -2021.

Como citar el presente artículo:

Muñoz Z. Aplicación de la Terapia Cognitivo-Conductual en un paciente con Depresión Orgánica e ideación suicida. Reporte de caso. Indexia. Agosto 2021.

REPORTE DE CASO

TUMOR MUCINOSO APENDICULAR EN EDAD ADULTA MAYOR

APPENDICULAR MUCINOUS TUMOR IN ADULTHOOD

Ruth Muñoz1; Carlos Benavides2; Ramiro Andrés Guerrero Iñiguez3

1. Gineco-Obstetra, Hospital Clínica San Agustín, Loja Ecuador
2. Cirujano, Departamento de cirugia, Hospital Clínica San Agustín, Loja Ecuador
3. Mèdico residente en el Hospital Manuel Ygnacio Monteros

Fecha recepción: 28-05-2021
Fecha aceptación: 27-07-2021
Fecha publicación: 20-08-2021

Palabras Clave

Masa anexial,
tumor mucinoso
apendicular

 

KEY WORDS:

adnexal mass, appendicular mucinous tumor

RESUMEN

Los tumores apendiculares son una patología rara, la mayoría de las veces son un hallazgo transoperatorio. Constituyen 0.4% de todos los del tracto gastrointestinal, sin embargo, la presentación como enfermedad maligna es compleja y ocasiona confusión en la descripción de la historia natural de estos, por lo que han ocurrido errores en su diagnóstico y tratamiento. Aparecen principalmente en el sexo femenino entre la tercera y cuarta década de la vida; generalmente su diagnóstico es un descubrimiento incidental anatomopatológico en el curso de una apendicitis aguda. El presente caso permite conocer y registrar la presentación en la edad adulta de un tumor apendicular benigno poco frecuente conocido como mucocele tratado en nuestro servicio.
La paciente fue de sexo femenino de 77 años de edad que acude a consulta ginecológica por dolor pélvico crónico acompañado de disuria y poliuria, se realiza eco pélvico evidenciándose masa anexial derecha de 9×6 cm de características benignas, que se comprueba con marcadores tumorales y TAC; con exámenes de laboratorio normales y la presencia sobreañadida de IVU. Se le realizó laparotomía operatoria con excerisis de masa tumoral apendicular, no fue necesario realizar otros manejos quirúrgicos aparte de la apendicectomía simple y estudio histopatológico de esta. El diagnóstico histopatológico reporta tumor mucinoso apendicular, con evolución y resolución satisfactoria del caso, dándole el alta a la paciente en buenas condiciones generales, sin complicaciones posoperatorias. El mucocele es un caso poco frecuente, más aún en la edad adulta mayor, este caso se lo pudo resolver sin complicaciones, siguiendo los criterios y protocolos para el caso, ceñidos a las buenas prácticas médicas.

 

ABSTRACT

Appendicular tumors are a rare pathology, most of the time they are an intraoperative finding.
They constitute 0.4% of all those of the gastrointestinal tract, however, the presentation as a malignant disease is complex and causes confusion in the description of their natural history, for which errors have occurred in their diagnosis and treatment. They appear mainly in the female sex between the third and fourth decade of life; generally its diagnosis is an incidental pathological discovery in the course of acute appendicitis. The present case allows us to know and record the presentation in adulthood of a rare benign appendicular tumor known as a mucocele treated in our department. The patient was a 77-year-old female who attended a gynecological consultation for chronic pelvic pain accompanied by dysuria and polyuria. A pelvic echo was performed, showing a right adnexal mass of 9×6 cm with benign characteristics, which was verified with tumor markers and CT; with normal laboratory tests and the super-added presence of UTI. Operative laparotomy was performed with excerisis of the appendicular tumor mass, it was not necessary to perform other surgical procedures apart from the simple appendectomy and histopathological study of this. The histopathological diagnosis reports a mucinous appendicular tumor, with satisfactory evolution and resolution of the case, discharging the patient in good general condition, without postoperative complications. Mucocele is a rare case, especially in older adulthood, this case could be resolved without complications, following the criteria and protocols for the case, adhering to good medical practices.

E-mail: dra.ruthmunoz@hotmail.com
ORCID iD: 0000-002-3750-8313

INTRODUCCIÓN

El mucocele es la acumulación de material mucinoso dentro de la luz apendicular, que puede ser causado por quistes de retención, hiperplasia mucosa, cistoadenomas y cistoadenocarcinomas. En la actualidad se aconseja usar el término tumores mucinosos para referir esta entidad. [1] [2] [3]
Entre los tumores apendiculares, las neoplasias mucinosas representan apenas el 0.2 al 0.4% de las neoformaciones, que pueden ser de bajo grado y alto grado de malignidad. Los primeros se distinguen por ausencia de destrucción arquitectural, confinación al apéndice y diseminación al peritoneo, a diferencia de los segundos que provocan destrucción masiva.
La Organización Mundial de la Salud lo clasifica en adenoma, tumoración mucinosa de bajo grado (TMBG) y adenocarcinoma.
La diferencia entre cistoadenoma y TMBG se da desde el punto de vista citológico, donde esta última presenta capacidad de diseminación en implantes peritoneales (no metástasis). [1] [4]
Puede ser un hallazgo incidental durante la exploración de otras estructuras (por ejemplo: el ovario), o presentar clínica de dolor abdominal que se acompaña de sintomatología genito-urinaria o intestinal por efecto masa, entre otros. Se utiliza en el diagnóstico técnicas de imagen como la ecografía, la tomografía y la resonancia magnética; además, se considera el uso de marcadores tumores (ACE y CA 125) para distinguir diversos procesos malignos. Se confirma con la escisión quirúrgica y el estudio histopatológico incluyendo el líquido ascítico, necesario para la confirmación de benignidad o malignidad. [2] [5] [6] [7] [8]
En el tratamiento existen distintos consensos sobre el abordaje, entre laparotomía y laparoscopia. También se considera el grado de afectación para realizar una apendicectomía en caso de pequeñas masas que no perforan ni rompen la pared apendicular vs una colectomía derecha cuando se cumplan estos criterios, además de quimioterapia intraperitoneal hipertérmica cuando se confirme malignidad. [1] [9] [10

 

OBJETIVOS

Se objetiva la presentación de un caso de baja incidencia, de variable clasificación alrededor del mundo y con dificultades para el abordaje quirúrgico preferido del cirujano frente a las distintas presentaciones de estos casos.

CASO CLÍNICO

Paciente de sexo femenino de 77 años de edad oriunda de Catacocha, acude a consulta ginecológica por presentar dolor pélvico crónico de casi un año de evolución, tipo urente vs cólico, acompañado de gases y llenura, además, disuria desde hace 3 días aproximadamente; y ha sido tratado solo con analgésicos, enzimas digestivas y procinéticos, lo que provoca solo periodos cortos de remisión de la sintomatalogía. Al momento presenta reagudización del cuadro desde hace 15 días, con dolor irradiado a fosa iliaca derecha y región lumbar homolateral, el cual no presenta relación con el hábito intestinal y que se acompaña además de disuria y poliuria no tratada desde hace 3 días. El único antecedente patológico personal de relevancia es hipertensión desde hace 20 años tratada con losartan.
Signos vitales: Tensión arterial 130/86 mm Hg, frecuencia cardiaca 72 latidos por minuto, frecuencia respiratoria 16 rpm,
saturación 92%, temperatura 36,8 grados centígrados y peso de 65.7 kg.
Examen físico: Paciente tranquila, en buen estado general, hidratada, dolor difuso a la palpación profunda a nivel de fosa iliaca derecha con McBurney negativo, Blumberg negativo sin la detección de masas aparentes, ruidos hidroaéreos presentes, por lo demás, exploración anodina.
Exámenes de laboratorio: Biometría-hemoglobina 12.7 mg/dl, hematocrito 39%, leucocitos 13 200/mm3, granulocitos 81%, linfocitos 35%, plaquetas 247 000/mm3, antígeno carcinoembrionario menor a 2.5 ng/ml y Ca 125 menor a 35 U/ml; en el elemental microscópico de orina se visualizan bacterias +++ con presencia de piocitos.
Ecografía pélvica: Se encuentra útero no visible y presencia de masa anexial derecha de 6,7x 4,9 x 4,7, con escasa vascularización, ausencia de líquido en fondo de saco de Douglas; se complementa estudio con TAC que reporta lesión quística tubular bien definida y tabicada a nivel de ovario vs apéndice cecal de 9×6 cm aproximadamente. Se da tratamiento antibiótico para IVU, y se prepara paciente para laparotomía operatoria.
Laparotomía operatoria: Se realiza laparotomía media infraumbilical encontrándose tumoración apendicular de aproximadamente 10 cm x 6 cm, que respeta base apendicular sin adherencias a tejidos circundantes, no se evidencia plastrón ni colecciones purulentas, ausencia de líquido en fondo de saco de Douglas para estudio histopatológico, base apendicular de buena calidad, procediéndose a realizar excérisis de masa con ligadura simple a nivel de base apendicular y envío de esta para estudio histopatológico.
Estudio histopatológico: Macroscopía. Se recibe apéndice cecal deformada que pesa 110 g, mide 9.2x 6.1 cm en sus mayores diámetros, la serosa es de color rosado blanquecido vascularizado, al corte la consistencia es renitente, la pared es delgada de 1 mm de espesor, en el interior se observa abundante material mucoide de color blanco amarillento, la mucosa aplanada de color blanco grisáceo. Se procesa corte representativo y borde de resección quirúrgica (figura 1).
Microscopía: Se observa pared de apéndice cecal, tapizada por epitelio cilíndrico de núcleos pequeños, ovoides, regulares, de citoplasma amplio vacuolado (presencia de moco intracitoplasmático). El corion tiene áreas de fibrosis y se acompaña de escaso infiltrado linfocitario difuso (figura 2).

Figura 1.- Apéndice cecal de gran tamaño

Figura 2.- Cortes histológicos de apéndice cecal, Cortesía:

Se da el alta a la paciente luego de 2 días de hospitalización y
se continúa revisión sistemática semestra

DISCUSIÓN

Los tumores primarios de apéndice son poco frecuentes y determinan un desafío diagnóstico importante, pues la forma de presentación puede ser variada, es el caso de nuestra paciente, en la que se requirió investigar tanto clínica, como imagenológicamente diversas variables para llegar a un diagnóstico final. Típicamente, la determinación de este tipo de tumores no se conoce sino solamente hasta la laparotomía o luego del estudio patológico de la pieza quirúrgica.
Los tumores mucinosos del apéndice son, según el análisis de la base de datos Surveillance, Epidemiologý and End Results (SEER), los más frecuentes (13).
El mucocele apendicular es el resultado de la acumulación intraluminal de material mucoide La mayoría de los pacientes con tumor apendicular tendrá una presentación clínica compatible con apendicitis aguda, sin embargo, como en el presente caso, los pacientes con cistoadenomas mucinosos típicamente permanecen asintomáticos, debido a la distensión del apéndice por crecimiento lento (12).
Por ello el cirujano debe estar consciente de la posibilidad diagnóstica de los tumores apendiculares con los que se puede encontrar, así como determinar el tratamiento más adecuado (11).
Se recomienda que todas las masas apendiculares mucinosas de 2 cm o más se extirpen quirúrgicamente, para el cistoademona mucinoso, la apendicectomía es suficiente si la lesión no afecta la base del apéndice, en este caso fue así. Hay que tener cuidado en el momento de la cirugía, de que la tumoración no se rompa antes de la extracción por la posibilidad de diseminación mucinosa de la tumoración dentro de la cavidad abdominal.
El diagnóstico diferencial de una masa anexial o de fosa ilíaca derecha debe incluir como posibilidades etiológicas a padecimientos ováricos, apendiculares e intestinales, en nuestro caso, ante la negatividad de los marcadores tumorales y las características benignas en imagen, se pudo enfocar mejor el diagnóstico en el que la laparotomía concluyó con el manejo adecuado de dicha patología.
El cistoadenoma mucinoso apendicular es causado por la acumulación de mucina dentro de la luz apendicular de manera aguda o crónica, que produce un cuadro abdominal agudo similar a la apendicitis aguda o sintomatología variada dependiendo de la causa de acumulación de mucina en las variantes crónicas. Anisa et al., en su artículo “Tumores mucinosos del apéndice”, hace hincapié en la búsqueda de neoplasias sincrónicas o metacrónicas de colón por su asociación, juntamente con los marcadores tumorales para descartar procesos malignos. Zuluaga et all recomienda la colonoscopia en búsqueda del signo del volcán (signo patognomónico) para la confirmación del diagnóstico. [2] [3]
Aninsa et all, así como Zuluaga et all, presentan distintas clasificaciones para estas tumoraciones en sus artículos, siendo la de la OMS la mayormente aceptada (tabla 1). [2] [3

En la selección del método quirúrgico, se abren distintos escenarios y opiniones. Pilco et al., en su estudio de casos, insiste en individualizar cada caso para su  tratamiento. En cambio, León et al. apoya el uso laparoscópico para la resolución de los cuadros.
Existen más series de casos que apoyan la resolución por cirugía abierta para evitar la ruptura del tumor. Se aconseja que sea la experticia del cirujano la que escoja entre laparotomía o laparoscopia. [10] [11]

CONCLUSIÓN

Ante la presencia de una masa en fosa iliaca derecha, aparte de las posibles tumoraciones anexiales, se debe sospechar en un origen apendicular a pesar de su baja frecuencia de presentación.
El manejo de la tumoración apendicular requiere un algoritmo terapéutico oportuno y eficiente. En nuestro caso, una paciente con sintomatología inespecífica y adulta mayor, el diagnóstico impuso un desafío en el que debimos ampliar las posibilidades en cuanto al diagnóstico diferencial con inclusión de marcadores tumorales y pruebas de imagen para llegar a un diagnóstico específico, y tratarle como equipo interdisciplinario entre cirugía, ginecología y patología y dar el tratamiento óptimo para la resolución eficaz de la patología.
El estudio y tratamiento brindado a la paciente finalizó con la recuperación total del estado de salud de la paciente. 

 

  1. Brunicardi C, Andersen D, Billiar T, Dunn D, Hunter J, Matthews J y R. Pollock, Schawartz, Principios de cirugía. 2011. Novena edición, México DF: McGrawHill.
    2. Anisa O, Marcacuzco A, Manrique A, Justo I, Calvo J, Conde M, Cambra F y Jiménez L, «Tumores mucinosos del apéndice: incidencia, diagnóstico y tratamiento quirúrgico,». 2017. ELSEVIER, pp. 321-327,
    3. Zuluaga A, Sarmiento J, Cock A, Uribe R, Osario L, Isaza S y Zuluaga N, «Neoplasias mucinosas del apéndice,» Revista Colombiana de Radiología. 2015. pp. 4552-4559, .
    4. Lorenzo F, Gutiérrez J, Espinosa Y, Fuentes J, Rodríguez A y Artieles D, «Cistoadenoma mucinoso del apéndice: un caso con presentación inusual. 2019 Revista Archivo Médico Camagüey, pp. 233-239.
    5. Alemán R, Catoira C y Pando R, «Cistoadenoma mucinoso del apéndice. Presentación de un caso,».2015.SCIELO, pp. 114-117.
    6. Gómez G, Palacios Y, Fiallos J y Pérez G, «Informe de caso clínico quirúrgico: Cistoadenoma mucinoso de ovario, Journal of Business and entrepreneurial studies.2020. pp. 1-9.
    7. José L, Almeida R, Rodríguez A, Castro W, Pico M y Rendón M, Mucocele apendicular, Federación Ecuatoriana de Radiología e Imagen. 2018.pp. 45-49.
    8. Wolniczak L, Cáceres A y Santillana J, Adenocarcinoma mucinoso del apéndice. Reporte de un caso.2016. SCIELO, pp. 169-171.
    9. Ángeles D, Guerrero E, Turrent R y Álvarez S, Cistoadenoma mucinoso de apéndice. Presentación de un caso. 2013. Medigraphic, pp. 78-81.
    10. Pilco P, Beltrán S y López M, Cistoadenocarcinoma mucinoso de apéndice cecal .2015. Revista Chilena de Cirugía, pp. 319-322.
    11. Motoya I, Macías L, León R y Yépez D, Apendicular cystic dilatation. Case report.2017. SCIELO, pp. 107-113.
    12. Zinner M y Ashley S, Maingot Operaciones Abdominales. 2008. décimoprimera edición, México: McGrawHill.
    13. McGory ML, Maggard MA, Kang H, et al.: Malignancies of the appendix: Beyond case reports.2005. DisColon Rectum 48:2264-2271.

Como citar el presente artículo:

Muñoz R, Benavides C, Guerrero R. Tumor mucinoso apendicular en edad adulta mayor. Reporte de caso. Indexia. Agosto 2021.

REPORTE DE CASO

Niveles de TSH y riesgo de malignidad en pacientes con nódulos tiroideos categoría IV Bethesda

TSH levels and risk of malignancy in patients with category IV Bethesda thyroid nodules

Renata Lucía Aguirre Fierro1; Paola Ximena Dalgo Aguilar1;
Fernando Javier Serrano Tamay1

1 Carrera de Bioquímica y Farmacia, Universidad Técnica Particular de Loja, Loja, Ecuador

Fecha recepción: 25-05-2021
Fecha aceptación: 17-07-2021
Fecha publicación: 20-08-2021

Palabras Clave

Tiroides, TSH, Bethesda,
cáncer de tiroides

 

KEY WORDS:

Thyroid, TSH, Bethesda,
Thyroid Cancer

RESUMEN

El presente trabajo constituye una amplia recopilación bibliográfica de estudios sobre el funcionamiento y regulación de la hormona estimulante de tiroides (TSH). El objetivo de esta investigación fue correlacionar los niveles de TSH y el riesgo de malignidad en pacientes con nódulos tiroideos categoría IV Bethesda. El conocimiento de la concentración de TSH podría facilitar el descarte de cáncer de tiroides, al acompañarlo con un análisis citológico realizado por medio de punción por aspiración con aguja fina (PAAF). A partir de los artículos analizados, se considera que existe una tendencia en el aumento de la concentración de TSH, ante la presencia de un nódulo maligno, mas no es concluyente como un marcador predictivo, por lo que el acompañamiento de pruebas complementarias es necesario para una correcta catalogación de malignidad en el sistema Bethesda.

 

ABSTRACT

The following thesis consists of a broad compilation of research on the operation and regulation of the thyroid stimulating hormone (TSH). The objective of this research is to correlate the levels of TSH and malignancy risk in patients with thyroid nodules category IV Bethesda.
Knowledge of the concentration of TSH along with a cytologic analysis through the Fine Needle Aspiration process (FNA) could facilitate the dismiss of thyroid cancer. In the articles considered for this research, it was found that there is a tendency on the increase of TSH concentration in the presence of a tumor. However, this tendency is not accurate enough to solely use as a predictor. Therefore, additional testing is required in order to properly classify malignancy in the Bethesda System.

INTRODUCCIÓN

Entre los sistemas más importantes del organismo humano se encuentra el sistema endócrino, el cual está implicado en el funcionamiento de varias glándulas y órganos, entre los principales se encuentran hipófisis, la tiroides y la paratiroides. Una de las funciones más importantes de la hipófisis es la producción de la hormona estimulante de tiroides (TSH), cuya secreción, a su vez, es controlada por la hormona liberadora de tirotropina (TRH). Juntas se encargan de la síntesis y secreción de hormonas tiroideas que se encuentran implicadas en acciones subsecuentes sobre los tejidos efectores como el crecimiento, conducta, desarrollo neuronal, reproducción, mantenimiento de la homeostasis e, incluso, el equilibrio de la presión arterial(1).
La TSH es una glucoproteína que es encargada de la formación de hormonas tiroideas, ya que regula el transporte de yodo desde la sangre hacia las células y folículos tiroideos (2). Las hormonas tiroideas activas producidas son la triyodotironina (T3) y la tetrayodotironina o tiroxina (T4), además de una forma libre de la T4 conocida como TL4, las cuales circulan en el torrente sanguíneo. La concentración de TSH guarda una relación logarítmica/lineal con la concentración de tiroxina libre (TL4) y la función del tiroides puede ser valorada por la determinación de TSH o/y de T4L (3).
El conocimiento de la concentración de estas hormonas es esencial para el diagnóstico bioquímico de patologías asociadas al funcionamiento metabólico del paciente, ya que es el principal regulador de los estados fisiológicos y morfológicos de la tiroides (Santiago-Peña, 2019). Una secreción inadecuada de TSH puede darse cuando la función hipotálamo-hipofisiaria no es normal, ya sea por interferencias ocurridas o por distintas situaciones fisiopatológicas como, por ejemplo, cuando existe la presencia de un tumor precursor, el cual es responsable de la hipersecreción de T3 y T4 (4).
El cáncer de tiroides es la enfermedad endócrina más común y se asocia a un crecimiento excesivo o deformación de las células, ya sea por alguna mutación o por algún factor genético. Existen algunos tipos de cáncer tiroideo: papilar, folicular, medular y de células de Hürtle, los cuales, además, pueden ser identificados mediante análisis histológicos de tejidos realizados por punción por aspiración de aguja fina (PAAF) (3).
Esta técnica no invasiva cuenta con una clasificación conocida como ¨Clasificación Bethesda¨, en la que se establecen seis categorías diagnósticas, indicando en cada una su riesgo de malignidad, además del manejo y tratamiento adecuado para el paciente (2).
En el grupo de riesgo intermedio de la clasificación Bethesda, se encuentra el nivel IV, en el que Cibas y Ali (5) explican que se presenta abundante celularidad folicular de patrón microfolicular y escaso coloide. Sus características citológicas pueden corresponder a un carcinoma folicular, destacando que solamente un 2% de las lesiones serán malignas. Junto con la PAAF y su clasificación, actualizada en el año 2017, y las pruebas bioquímicas acompañadas para poder corroborar o descartar esta patología, la TSH puede servir como un marcador de ayuda para correlacionar sus niveles con el riesgo de malignidad en pacientes con nódulos tiroideos categoría IV Bethesda.
El cáncer de tiroides ha tenido un incremento significativo a nivel mundial, destacando una alta incidencia y una mortalidad muy baja. Según la Agencia Internacional de Registro de Cáncer (IARC), se reconoce que, a nivel global, existen aproximadamente 586 602 pacientes afectados. La situación de América Latina y el Caribe destaca un total de 63 368 casos, siendo Brasil el país más afectado (48.3%), seguido de México (17.7%), Colombia (8.4%), Argentina (6.5%), Perú (4.2%) y Ecuador (2.7%) (6).
En Ecuador existe una institución de derecho privado denominada Sociedad de Lucha contra el Cáncer (SOLCA), que realiza el control en la comunidad y cuenta con un departamento de Registro de Tumores dividido por provincias que contribuye en el desarrollo de la investigación del cáncer (7). Esta se encarga de llevar los registros con el propósito de conocer su incidencia y las tendencias temporales que se presentan en diferentes localizaciones anatómicas (8).
Se habla del cáncer de tiroides por ser uno de los que más ha incrementado en los últimos años a nivel global, motivo por el cual los avances investigativos se han inclinado a encontrar alternativas que puedan ser útiles en el diagnóstico y en la detección temprana de esta patología.

E-mail: renataaguirref@gmail.com
ORCID iD: 0000-0001-8696-6890

DESARROLLO

1. Glándulas Tiroides

Alrededor de la tercera a quinta semana de gestación, ocurre la aparición de la glándula tiroides. Se origina a partir de las células epiteliales en la línea media del suelo de la faringe, sufre un engrosamiento y va dando lugar al tejido. Esta glándula está formada por dos lóbulos conectados por un istmo, y se encuentra rodeada de delgados músculos, mencionando el platisma como uno de los más importantes a tomar en cuenta al momento de cirugía. La irrigación de esta glándula está dada por múltiples arterias y venas que tienen una clasificación dependiendo de su número, función y profundidad. La arteria tiroidea superior es la más importante, ya que es la primera ramificación de la arteria carótida externa, y a partir de esta se derivan el resto, junto con las venas implicadas subsecuentemente. La vascularización tiroidea es una de las más irrigadas y mantiene una relación con los ganglios linfáticos dependientes del tiroides, ya que se originan en el interior de la glándula formando un plexo subangular y acompañan a las venas en el drenaje linfático (9-10).
La glándula tiroides es encargada de sintetizar, almacenar y producir hormonas implicadas en el mantenimiento del equilibrio homeostático corporal del organismo y del funcionamiento metabólico. La hipófisis ejerce acción sobre todas las glándulas y en la tiroides se encarga de la secreción de la hormona estimulante de tiroides (TSH), que es la precursora de las hormonas principales de la glándula (triyodotironina T3 y tetrayodotironina T4). Esta síntesis, depende también de la capacidad de captación de yodo por medio de la glándula, por lo que existen requerimientos de ingesta diaria de este mineral, que se basan en 100-200 ug/día en un adulto sano y su concentración influye en múltiples procesos metabólicos (2).

2. Fisiología de la hormona estimulante de tiroides (TSH)

La hormona estimuladora de la tiroides (TSH) se encuentra implicada en procesos como regulación y organización de glucoproteínas, captación de yodo y metabolismo en la síntesis de producción de hormonas tiroideas. Su secreción es controlada a su vez por la hormona liberadora de la tirotropina (TRH) y ambas son producidas por la hipófisis anterior, a través de sus células tirotropas en respuesta a factores hipotalámicos.
La hormona estimulante de tiroides llega a los receptores del epitelio folicular tiroideo, hace que estos se activen y se une a la proteína G, provocando un aumento en la concentración intracelular de adenosín monofosfato cíclico (AMPc), que actúa como mensajero biológico e impulsa el crecimiento tiroideo, junto con la síntesis y secreción de T3 y T4 (2).
Las células epiteliales foliculares tiroideas, convierten la tiroglobulina en T4 y en menor medida en T3. Ambas son secretadas hacia la circulación sistémica, donde se unen a proteínas plasmáticas circulantes como la globulina de unión a la tiroxina y la transtiretina para transportarlas a los tejidos periféricos.
Estas proteínas de unión tienen como función mantener la concentración sérica libre de T3 y T4 en pequeños valores para asegurar que estén disponibles de inmediato en los tejidos.
Cuando se encuentran en circulación, la mayor parte de la T4 sufre una desyodación a T3, siendo esta la que tiene mayor afinidad en los receptores, por su actividad. Ambas hormonas son biológicamente activas y están compuestas por dos anillos bencénicos, unidos por un puente de oxígeno, que se diferencian en que la T4 cuenta con una molécula más de yodo (2).
En los últimos años, a través de mecanismos de clonación, se han identificado dos tipos distintos de receptores que tienen contacto con las hormonas cuando estas ingresan a la célula, son conocidos como (TRa y TRb), y se encuentran codificados en los cromosomas 17 y 3, respectivamente (10). Por medio de estos receptores, la TSH produce la activación de adenilciclasa-AMPc- proteína-kinasa A, que origina la captación yodo vía transcripción del cotransportador Na/I.
En la síntesis de hormonas forman parte varios sistemas, de los que destaca el simportador Na+/I, conocido como NIS, que transporta dos iones de sodio, junto con un ión de yodo, en el que se utiliza el gradiente de Na+ para la translocación ascendente de I¯ en contra de su gradiente electroquímico (11).
La función de la TSH en este proceso es regular en cuanto a la transcripción y síntesis de NIS, además, su actividad se da mediante mecanismos transcripcionales.
Un desbalance en la captación de yodo puede originarse por la influencia de factores ambientales o genéticos, y, por ende, estos ciclos y sistemas normalizados no van a captar la cantidad necesaria para un funcionamiento adecuado, que puede desencadenar en una alteración en los niveles hormonales de la glándula que conducen a un funcionamiento erróneo, reflejado con síntomas de alteración a nivel endócrino.
En la tabla 1, se puede observar la concentración necesaria de hormonas en una persona sana y la relación entre ellas. En ocasiones, por algún factor, puede ocurrir un descenso de concentración de T3 y T4, que estimula la liberación de la hormona liberadora de tirotropina (TRH) y, por ende, de TSH. Como consecuencia del desbalance de esta hormona, la concentración de T3 y T4 aumenta y llega a producirse una inhibición retrograda de TRH y TSH, lo cual, a su vez, provoca un aumento de tamaño hiperplásico de la glándula, conocido como bocio, que en ocasiones puede ser confundido con una neoplasia (9).

Figura 2.- Cortes histológicos de apéndice cecal, Cortesía:

3. Fisiopatología de la tiroides

Las anomalías más comunes del sistema endócrino generalmente ocurren por trastornos en la secreción de hormonas tiroideas, como la concentración de TSH, que afectan al funcionamiento del Sistema Nervioso Central (SNC). La acción de las hormonas es pleiotrópica, por lo que su disfunción puede tener repercusión multiorgánica (12). Entre las alteraciones más comunes están el hipo e hipertiroidismo, y ambos pueden reflejarse en el desarrollo de bocio a partir de la estimulación de la glándula.
Se define al hipotiroidismo como la destrucción autoinmunitaria de la glándula (1). Esta situación se debe a que los anticuerpos pueden bloquear la síntesis de hormonas por causas como: falla hipotalámica o hipofisaria, deficiencia de yodo, o en consecuencia a la extirpación quirúrgica de la glándula tiroides, provocada por hipertiroidismo. La patología, se caracteriza por la existencia de concentraciones de TSH por encima del límite superior del rango de referencia, en presencia de concentraciones normales de T4 libre. Además, sus niveles de T3 y T4 sufren una disminución en su concentración y provoca síntomas, como disminución del metabolismo basal, aumento de peso sin incremento de ingesta de alimentos, intolerancia al frío, entre otros. La etiología del hipotiroidismo subclínico puede darse por mutaciones en el gen receptor de TSH, mutaciones de DUOX2, síndromes genéticos como el de Down, exposición a radiación, entre otros (1-12).
El hipertiroidismo, por el contrario, refleja una sintomatología relacionada con pérdida de peso acompañado de aumento en la ingesta de alimentos, frecuencia cardiaca elevada, temblor y debilidad muscular (1). En el estudio “Hipertiroidismo y patogénesis”, Martínez Sánchez (13), presentan al hipertiroidismo como un exceso de hormonas tiroideas secretada por la glándula, y añaden que la concentración de TSH puede disminuir o aumentar, dependiendo de su origen. En el caso de que sea la enfermedad de Graves la causante, es decir, que el daño sea a nivel tiroideo, la concentración de TSH disminuye por las elevadas concentraciones de T3. Si el daño es a nivel hipotálamo-hipofisario, los niveles de TSH van a verse disminuidos. En  este caso, la etiología común es la enfermedad de Graves, que se genera a causa de la pérdida de la inmunotolerancia con el desarrollo de autoanticuerpos que estimulan el receptor de TSH de las células foliculares (13).
Citando a la investigación de Hernández (2), es importante adicionar que, “en ocasiones, alteraciones en el mecanismo de descenso embriológico pueden originar quistes tiroglosos o tejido tiroideo aberrante de la glándula” lo que puede dar como resultado, irregularidades en la producción hormonal, desde que el feto se encuentra en gestación.

1.4. Cáncer de tiroides

El cáncer de tiroides es catalogado como la neoplasia maligna más común del sistema endócrino y se encuentra clasificada por etapas, estadios, lugar de procedencia, tamaño de propagación, malignidad, entre otros. Puede desencadenarse por factores asociados en el desarrollo embrionario de la glándula, herencia familiar, o por mutaciones de carácter epigenético, que alteran a las células y hacen que sigan creciendo y multiplicándose rápidamente (2).
Entre la clasificación del cáncer diferenciado de tiroides (CDT), se incluyen el cáncer papilar de tiroides (CPT), que representa actualmente el 80% de los casos, seguido del cáncer folicular de tiroides (CFT), con un 10 al 20%, y un subtipo menos frecuente, el de células de Hürtle (14). Finalmente, el tipo de cáncer producido en las células C, conocido como cáncer medular de tiroides (CMT), que representa del 5 al 10% de los casos.
1.4.1. Etiología
La Sociedad Americana del Cáncer menciona que la procedencia del cáncer de tiroides se debe a genes heredados por sus antecesores, o por alteraciones que puedan tener estos debido a algún factor que modifique la constitución celular de la glándula a lo largo de la vida. Ciertos cambios ocurridos en el ADN, a causa de genes que contiene instrucciones para controlar a las células, pueden ser los causantes de que las células se conviertan en cancerosas.
1.4.1.1. Base molecular del cáncer
El ciclo celular es la coordinación de varios procesos encargados de la duplicación y activación metabólica del material genético y de la repartición de este a través de la segregación de cromosomas hacia las células hijas. Este conjunto de procesos es conocido como la regulación intra y extracelular, y su número de divisiones son controladas por el proceso de muerte celular, conocido como apoptosis (15).
Este proceso se lo menciona también como una muerte celular programada, ya sea porque las células se han producido por exceso o porque forman parte de estructuras transitorias durante el funcionamiento adecuado del organismo en el que participan. Debido a factores externos, pueden existir errores en la división celular, en la que se encuentran implicados pocos o demasiados cromosomas en las células hijas (16).
La apoptosis presenta características morfológicas y bioquímicas, mediante las cuales las células experimentan una cascada de destrucción y son fundamentales para mantener la homeostasis celular normal. Este mecanismo requiere de genes específicos para desencadenarse o activarse, que provocan mutaciones que alteran sus funciones. La acumulación de daños en genes, cuyos productos controlan funciones esenciales para la célula, hace que no se pueda completar un correcto ciclo en la muerte celular y conduce a desencadenar lo que comúnmente se denomina célula cancerígena. Este tipo de células que forman parte de los tumores malignos presentan dos características que las distinguen de las normales: se reproducen de manera descontrolada, y son capaces de invadir y colonizar tejidos y órganos distantes en lugares donde normalmente no pueden crecer (16-17).
El término “ambiental” subyace de cualquier defecto adquirido, causado por agentes exógenos o productos endógenos del metabolismo celular, que pueden generar compuestos prooxidantes como especies reactivas de oxígeno (ROS), las cuales son moléculas altamente reactivas y de vida corta. Estas se han implicado en la activación de diversas vías de señalización celular, incluida la activación del supresor de tumores p53, que puede activar la supervivencia celular y el proceso de muerte como la apoptosis, además de generar el conocido estrés oxidativo, que cuando la variedad de defensas del organismo no lo pueden controlar, altera los mecanismos y las vías de señalización (19).
La formación de un tumor se debe a la expansión clonal de una célula precursora que ha sido afectada por una alteración genética. Existen cuatro tipos de genes reguladores: los protooncogenes, inhibidores del crecimiento, genes implicados en la reparación del ADN y los promotores del crecimiento. Para un funcionamiento normal de un gen, es necesaria la presencia de ambos alelos, para que pueda comportarse correctamente.
La discapacidad en los genes puede predisponer a las células a mutaciones extensas en el genoma y, por ende, a la transformación neoplásica. A nivel molecular, la progresión tumoral se la asocia a diversas mutaciones acumuladas en diferentes células, que tienen la capacidad de generar subclones que se caracterizan por su capacidad de invadir, crecer, metastatizar y resistir a tratamiento (9).

1.4.2. Antecedentes
1.4.2.1. Antecedentes de cáncer de tiroides familiar
El cáncer medular de tiroides (CMT) representa del 5 al 10% de los tipos de cáncer y aproximadamente el 25% de estos se asocian a condiciones genéticas. Esta porción es clasificada como carcinoma medular de tiroides familiar (CMTF), que según la Organización Mundial en Línea de Herencia Mendeliana (OMIM por sus siglas en inglés), es catalogada como autosómica dominante con una penetrancia del 80%. El CMTF es producido por mutaciones germinales en el gen RET (locus 10q11.2) y los pacientes que son portadores tienen una probabilidad del 50% de heredar la mutación a su descendencia (18).
Cuando un paciente ha sido sometido al respectivo protocolo referente al descarte de patologías tiroideas y los resultados reflejan características referentes a CMT, es muy importante por parte del personal médico indagar en antecedentes familiares, para descartar si son parte de la herencia de esta mutación. El diagnóstico de CMTF se establece cuando existen más de 4 personas afectadas en una familia, por lo que el asesoramiento y seguimiento genético en estos pacientes se convierte en una clave para la exploración de la patología, a través de la detección del gen RET por medio de exámenes moleculares.
1.4.2.2. Irradiación cervical en la infancia
Las radiaciones electromagnéticas, como rayos X, rayos γ y en partículas, pueden ser todas cancerígenas. En los humanos existe una jerarquía de sensibilidad de los tejidos ante agentes irradiantes, la cual tiene el siguiente orden: leucemia mieloide aguda y crónica, seguido del cáncer de tiroides, cáncer de mama, pulmones y glándulas salivales (9).
La glándula tiroides puede ser afectada por su exposición a la radiación en algún determinado periodo de vida. Entre los grupos más vulnerables, se encuentran pacientes infantes que han sido sometidos a radiografías, por algún tipo de tratamiento médico, o accidentalmente (exposición de tipo nuclear), en edades tempranas y también aquellos pacientes que han recibido tratamiento de radioterapia en casos de cánceres de cabeza o cuello. Los niños tienen una mayor probabilidad de desarrollar algún tipo de alteración ante esta clase de exposición, ya que la glándula es un órgano sensible a la radiación (21).
Los tipos de trastornos tiroideos que pueden presentarse en este grupo de personas son el hipo e hipertiroidismo y la presencia de nódulos, que tienen la probabilidad de desarrollarse en cáncer. El periodo para presentar alguna alteración tiroidea de tipo nodular puede variar dependiendo del caso del paciente y de la cantidad de veces que ha sido sometido a radiación, pero generalmente ocurre entre 8 a 50 años después a la exposición, por tal motivo, a estos pacientes se recomienda un seguimiento de por vida, ya que cualquier célula puede ser transformada en cancerosa por una exposición ante energía radiante (21).

1.4.3. Estadísticas
La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) reúne una de las más grandes bases de datos de referencia, que se centran en las estimaciones de una plataforma conocida como Global Cancer Observatory (GCO, por sus siglas en inglés), que presenta estadísticas mundiales en donde han sido evaluados 185 países o territorios, para 36 tipos de cáncer, con el objetivo de informar sobre el control y la investigación.
En el año 2020, se destaca que el número estimado de casos nuevos en todo el mundo, incluyendo ambos sexos y en todas las edades, tiene un total de 19 292 789, y entre los más frecuentes destacan: cáncer de mama, próstata, colorrectal, tiroides, cérvix uterino, pulmón, estómago, entre otros.
Para el año 2021, según la Sociedad Americana del Cáncer, la cifra de personas afectadas por cáncer de tiroides en Estados Unidos es de alrededor de 44 280 nuevos casos y con una mortalidad de aproximadamente 2 200 personas, adicionando que la tasa de mortalidad de cáncer de tiroides, desde el año 2009 al 2018, ha aumentado un 0.6% por año, recalcando su mayor índice de incidencia en mujeres que en hombres (22).
Al mencionar que el cáncer de tiroides ha presentado un crecimiento significativo en la actualidad y que, además, es considerada la neoplasia endócrina más común, se hace un enfoque referente a sus cifras a nivel mundial, nacional, regional y local, con el objetivo de analizar el comportamiento de esta patología, a través de estudios y comparaciones de investigaciones, con el fin de aportar con datos como incidencia y mortalidad a la problemática y de conocer la situación del cáncer de tiroides en nuestro medio.
Según la IARC, la frecuencia del cáncer de tiroides es de 586 602 casos a nivel global, y 63 368 casos en América Latina y el Caribe. A nivel local, el Registro de Tumores Loja (RTL), en su última actualización, menciona que existen 1 685 casos de cáncer de tiroides en todo el Ecuador, confirmando que en la ciudad de Loja se registran 111 casos, 86 en mujeres y 25 en hombres, representando un total de 4.7 y 2% de tumores malignos respectivamente, con una relación M:H de 3.44 (23).
El cáncer de tiroides en la ciudad de Loja se encuentra en un 40% de los casos que se diagnostican en un estadio avanzado.
Debido a la falta de cultura correspondiente a la enfermedad y a la ausencia de síntomas, su detección es tardía. Es importante mencionar que las tasas de incidencia pueden variar de manera amplia con causas potenciales, relacionadas con la raza, diferencias étnicas, geográficas y medioambientales, como el exceso o la deficiencia de yodo (23-24)

5. Relación nódulos tiroideos y TSH

El nódulo tiroideo es una tumefacción delimitada palpable dentro de la glándula tiroidea normal (9), se lo puede clasificar como maligno o benigno, debido a las características peculiares clínicas y biológicas de cada uno. Un adenoma folicular solitario se lo considera benigno y, desde la perspectiva clínica, no es precursor de carcinoma. Sin embargo, Kummar (9) sustenta que los carcinomas foliculares pueden originarse a partir de un adenoma folicular. La producción hormonal en los adenomas funcionales (adenomas tóxicos) es independiente de la estimulación de TSH. En este tipo de adenomas, se han detectado mutaciones somáticas de la vía de señalización del receptor de TSH. Estas mutaciones potencian al receptor y permiten a la célula folicular secretar hormona tiroidea con independencia (25).
Según la investigación “Una actualización de 2019 sobre los adenomas pituitarios que secretan TSH”, realizada por Santiago Peña (19), cuando se encuentra la TSH elevada, o en el límite superior de la normalidad, conlleva un alto riesgo de malignidad en el nódulo, por lo que todo nódulo debe ser evaluado con un análisis bioquímico de las hormonas tiroideas. En la presencia de un nódulo, si la TSH refleja niveles de concentraciones bajas, se puede indicar que un nódulo está produciendo en forma autónoma altos niveles de hormonas tiroideas (T3 y T4).
La cuantificación de hormonas sirve como método clínico complementario en el análisis de nódulos tiroideos para definir la naturaleza de la lesión ocurrida, además, es acompañada del análisis citológico del tejido afectado, junto con radiografías, ultrasonidos, etc. Recientes estudios citados por Turcios (21), sugieren que un valor elevado de TSH puede ser predictor de malignidad en un nódulo de tiroides, ya que orientará la funcionalidad del nódulo.

 

6. Diagnóstico y valoración clínica

Para poder otorgar un diagnóstico acertado, es necesario pasar por algunos procedimientos que permitan realizar el análisis de todas las funciones y características morfológicas de la glándula, que incluyen inspección física y semiológica, análisis químicos sanguíneos, ecografías, radiografías y, uno de los más importantes, el análisis histológico realizado a partir de una biopsia o punción, que se describe a continuación.

6.1. Punción por aspiración con aguja fina (PAAF)
Técnica en la que se extrae una pequeña porción del nódulo localizado mediante una punción, que, posteriormente, se la tiñe con hematoxilina para su diferenciación celular. Dicha técnica ha tenido una evolución en la interpretación, por lo que en la actualidad se considera de criterio fundamental el Sistema Bethesda, en donde se establecen seis categorías que definen su riesgo de malignidad y el debido procedimiento y tratamiento (3-19).
1.6.1.1. Introducción del Sistema Bethesda
Después de tener una serie de informes de PAAF, los cuales no eran descriptivos ni comparables con el resto de los casos, en el año 2007, en la ciudad de Bethesda (Estados Unidos), después de la reunión multidisciplinar de expertos en patología tiroidea, se elabora el manual de Nomenclatura y sistemática de elaboración de informes de PAAF de tiroides (19). Este tiene como objetivo utilizar una terminología uniforme de la neoplasia y en él se establecen seis categorías diagnósticas, indicando en cada una su riesgo de malignidad, además del manejo y tratamiento adecuado para el paciente. Se menciona también que en el año 2018, después de que el sistema tuvo cuestionamientos y existieron algunas controversias con respecto a su clasificación junto con su nivel de malignidad y tratamiento especificado, se realiza una actualización del sistema con base en análisis moleculares y citológicos (5).
En los últimos años, esta técnica ha demostrado ser uno de los métodos más útiles para el estudio de nódulos tiroideos, pues no es invasiva, es de bajo costo, no compromete la estabilidad del paciente y, además, se ha disminuido el número de intervenciones por lesiones benignas (19). Se ha seleccionado el Sistema Bethesda como estándar de referencia preoperatoria en la caracterización de nódulos tiroideos a nivel mundial y cuenta con la aceptación y respaldo de la Sociedad Americana de Tiroides.

1.6.1.2. Clasificación
1.6.1.2.1. Categoría I, no diagnóstica o insatisfactoria
En esta categoría se clasifican aquellas muestras que no se pueden identificar pues poseen una mala calidad y un número disminuido de células, ya sea porque existe una cantidad de sangre oculta en las placas o porque el frotis tiene un grosor por el que no se pueda realizar la observación. Para poder conferir una clasificación, se necesita que la muestra posea más de seis grupos con diez células foliculares como mínimo. En la categoría I, no diagnóstica insatisfactoria, se pueden observar muestras que contienen material hemático, músculo, células cilíndricas de tipo respiratorio y células foliculares típicas en monocapa. Su riesgo de malignidad es del 5 al 10%, por lo que el sistema recomienda en esta clasificación volver a realizar el examen junto con una ecografía (25).
1.6.1.2.2. Categoría II, Benigna
Es una de las más frecuentes, generalmente entre el 60 y el 70% son casos de nódulos foliculares, tiroiditis linfocítica, granulomatosa, aguda y de Riedel. Según Fernández-Trujillo (25), estos son extendidos con abundante coloide y folículos grandes distendidos, revestidos por células epiteliales cuboideas en monocapa. Generalmente, se encuentra un nódulo folicular benigno, que consiste en células foliculares benignas que pueden generarse tras un bocio multindular o un adenoma folicular. Este tipo de estructuras pueden ser inespecíficas, por lo que se recomienda de la misma forma que en la clasificación anterior, el acompañamiento de ecografía (26).
1.6.1.2.3. Categoría III, atipia de significado indeterminado
Las células linfoides o epiteliales de nódulos mixtos macro y microfoliculares presentan atipia citológica, y se las clasifica de carácter indeterminado debido a la dificultad de su identificación citológica, razón por la cual no es posible catalogarlas como benignas, sospechosas o malignas. Habitualmente, en el estudio microscópico, se observan microfolículos con escaso coloide, y células histocitoides con núcleos grandes y nucleolo prominente. Con frecuencia, estos casos pueden ocurrir en pacientes que han sido tratados con yodo radiactivo, carbimazol u otros agentes farmacológicos, debido a un hipotiroidismo.
Dicha categoría puede recibir también el nombre de lesión folicular de resultado indeterminado y corresponde del 3 al 6% de los casos de punciones realizadas. Esta categoría es considerada como el último recurso de clasificación, y se recomienda una subclasificación de la atipia, como atipia citológica, atipia arquitecturales, es decir, microfolículos, o abundantes células de Hürthle, para precisar el diagnóstico y también se lo acompaña de ecografía (19).
1.6.1.2.4. Categoría IV, neoplasia folicular o sospechosa de neoplasia folicular
Esta fue la categoría que más controversia tuvo referente al diagnóstico y manejo terapéutico del paciente, por lo que, en la última actualización del año 2018, se incluyeron ciertos criterios citológicos referentes a la constitución y morfología celular. Se presentan nódulos que reflejan células formadas por macrofolículos y que poseen poco o nulo material coloide, aquí las células foliculares contienen núcleos uniformes con escaso citoplasma. En este nivel se incluyen también neoplasias de células oncocíticas y los tumores producidos por las células de Hürtle. Con la PAAF no se puede llegar a distinguir las vascularizaciones del carcinoma y la carencia de estas se reflejaría en un adenoma. Por tal motivo, en este tipo de pacientes se recomienda realizar una lobectomía junto con ecografía (25).
1.6.1.2.5. Categoría V, sospechosa de malignidad
En la categoría V, se incluyen las lesiones sospechosas de carcinoma papilar, medular, de linfoma y sospechosas de malignidad no especificada. En tinción Giemsa, a estas células se las observa con núcleos pálidos, vacíos en vidrio esmerilado, con hendiduras y pseudoinclusiones nucleares (19). La PAAF muestra mínimas variantes de carcinoma papilar de tiroides y un nódulo folicular benignos, por lo que el sistema de clasificación Bethesda en estos pacientes, recomienda la lobectomía o tiroidectomía junto con exámenes de ecografía para diferenciar estructuras (26).
1.6.1.2.6. Categoría VI, maligno
La predicción de malignidad en esta categoría se basa en los nódulos que presentan características, como agrandamiento nuclear, irregularidad, pseudoinclusiones, alargamiento, entre otros. Incluye casos de carcinoma papilar y medular, con sus variantes: carcinoma pobremente diferenciado, carcinoma indiferenciado, es decir, anaplásico, linfoma y metástasis. El tumor maligno más frecuente, en un 85%, es el carcinoma papilar, en donde se observan células con núcleos grandes, superposición nuclear con aclaramiento de la cromatina y acentuación de la membrana nuclear (19).

6.2. Ecografías y exámenes complementarios

La evaluación ecográfica es una valoración simple y segura que no significa riesgo al paciente, puede detectar la presencia de nódulos superiores a 3 mm y quistes de 2mm. Se la utiliza como complemento a la PAAF del nódulo tiroideo y sirve para el análisis de características, tales como tamaño, forma, ecogenicidad, composición, ya sea quística, sólida o mixta. También indica la presencia de calcificaciones en el nódulo, vascularización interna desorganizada, bordes e irregularidades, entre otros, que pueden asociarse con algún tipo de malignidad. La PAAF se la utiliza junto con la ecografía para establecer una relación y un valor predictivo de características que no se pueden observar a simple vista en un eco (8-26).

6.3 Marcadores moleculares

Fenómenos genéticos específicos participan en la patogenia de las cuatro variantes histológicas principales del cáncer tiroideo. El conocimiento molecular del componente genético del proceso neoplásico sirve para efectuar estrategias de detección oportuna de mutaciones en genes específicos. La metodología de análisis masivo de genes, como los que se menciona en la tabla 2, y la implementación de la bioinformática para su interpretación, tienen la finalidad de alcanzar un análisis certero en una enfermedad de carácter hereditario (19)

Estas nuevas herramientas sirven para la prevención, diagnóstico, el correcto manejo del paciente, para una adecuada prescripción del tratamiento, a manera de poder intervenir incluso antes de desarrollar algún tipo de síntoma, llegando así a la medicina de precisión, la cual se entiende como el diseño de intervenciones preventivas, adaptadas a cada paciente y al perfil molecular de determinada enfermedad (27).

7. Pacientes con nódulos categoría IV Bethesda

La intención de esta categoría es identificar el origen neoplásico, ya que sus características citológicas no son del todo claras y se podría tratar de un carcinoma folicular. Por lo común, en estos casos, se realiza una lobectomía, pues se considera que existe un riesgo de malignidad del 15 al 30%, y se la hace con la finalidad de descartar todo tipo de célula que pueda tener la probabilidad de ser cancerosa (27-28).
La clasificación mencionada es conocida por dos nombres alternativos: neoplasia folicular o sospechosa de neoplasia folicular, y depende del laboratorio en el que se encuentre el nombre a reportar. Estos son sinónimos y no deberían ser utilizados para denotar dos interpretaciones distintas. Por lo general, algunos laboratorios prefieren nombrarla como neoplasia folicular sospechosa, puesto que una proporción significativa de casos (35%) demuestran no ser neoplasias, sino más bien proliferaciones hiperplásicas de células foliculares, comúnmente las de bocio multinodular (5).

8. Niveles de TSH y clasificación Bethesda

Al ser esta clasificación una de las más complicadas de detectar y catalogar, se vale de diversas pruebas complementarias para asegurar las características y diferencias del nódulo.
Como se ha mencionado anteriormente, la TSH es una de las principales hormonas en el funcionamiento de la glándula y en la regulación de hormonas subsecuentes. Por tal motivo, se plantea que, al haber una alteración en el funcionamiento de la glándula, y exista un nódulo cancerígeno, esta hormona no se encuentra en sus niveles normales y puede servir como marcador e indicador ante la presencia de un nódulo de este tipo.

MATERIALES Y MÉTODOS

La metodología propuesta para la elaboración del presente trabajo constituye una revisión bibliográfica basada en la búsqueda de información más relevante, relacionada al cáncer de tiroides, con especial énfasis en los niveles de TSH y el riesgo de malignidad en pacientes con nódulos tiroideos categoría IV Bethesda. Es muy necesario realizar la investigación fundamentada en artículos científicos, que brinden un verdadero aporte para lograr el análisis esperado, razón por la cual la diferenciación de estos constituye una etapa trascendental en el proyecto de investigación. Este proceso se basa en tres fases: determinación de la problemática, búsqueda bibliográfica y, finalmente, organización de la información y redacción; cada una de ellas lo suficientemente clara para obtener el objetivo final.

DISCUSIÓN

A lo largo de la historia se han implementado criterios en la clasificación de la PAAF (método utilizado usualmente para el análisis de las estructuras de un nódulo), debido a las falencias en la estandarización de criterios morfológicos. La implementación del sistema Bethesda ha permitido que exista una terminología adecuada para la comunicación entre el personal médico al momento de la toma de decisiones terapéuticas, motivo por el cual es necesario usarlo como referencia diagnóstica.
La crítica tarea del sistema de citología en la evaluación prequirúrgica de nódulos tiroideos ha fomentado la aplicación del Sistema Bethesda para la determinación de malignidad. Razón por la cual se ha incrementado el estudio y la actualización de las características de cada categoría, con el fin de evaluar la regulación y el funcionamiento de la glándula cuando hay un diagnóstico de lesiones tiroideas sospechosas.
En la actualidad se considera el análisis de las hormonas tiroideas como un método de rutina para controlar las funciones metabólicas y endócrinas del organismo. Esta cuantificación (concentraciones generalmente bajas) se la realiza por distintas técnicas que se encuentran disponibles hoy en día; las más utilizadas son los inmunoensayos y la espectrometría de masas que miden la concentración de proteínas y anticuerpos, respectivamente. En el control habitual de una persona, no
puede pasar por desapercibido cuando existe una discordancia de valores en las hormonas tiroideas, ya que éstas sirven de herramienta para un diagnóstico apropiado (29).
Las pruebas en sangre, para la cuantificación de hormonas, no se utilizan para detectar cáncer de tiroides como tal, sin embargo, pueden servir como complemento. Se trata de correlacionar las irregularidades de estas hormonas para conocer si, a partir de sus niveles, existe la posibilidad de corroborar si se trata de un tipo maligno o no.
Como se ha mencionado anteriormente, el origen neoplásico de la clasificación Bethesda IV trae dificultades en su interpretación. Algunos autores consideran dicha clasificación como una zona gris de la citopatología tiroidea, porque puede llegar a ser un reto diagnóstico para el médico tratante. Al ser un estado de sospecha de neoplasia folicular, surge la necesidad de buscar nuevos parámetros predictores de malignidad, por lo que relacionar la hormona principal en el metabolismo de la glándula (TSH) resulta interesante por la utilidad que podría llegar a tener en la identificación de la clasificación Bethesda.
Por esta razón, existen ciertas investigaciones que se han centrado en esta idea y han logrado tener resultados a partir de esta relación (30).
En el artículo “Utilidad clínica de las pruebas hormonales e inmunológicas en la evaluación de enfermedades del tiroides”, realizada por Marreño (31), se explica cómo el desarrollo de inmunoensayos ha mejorado y ha tenido un gran impacto en el diagnóstico, debido a que existe una mayor sensibilidad y especificidad en los métodos bioquímicos. De esta forma se explica cómo la determinación sérica de T3, T4 y TSH se cataloga como el mejor indicador, para comprobar la actividad hipotálamo-hipofisaria y de la acción de sus hormonas circulantes para evaluar las funciones tiroideas.
La misma investigación relata un análisis en la población cubana, donde se han evaluado pacientes afectados con cáncer de tiroides, y se han tomado en cuenta los valores de TSH como marcador tumoral para determinar la capacidad secretora por el tumor y, de esta forma, conocer qué ocurre con los receptores de la TSH ante la presencia de una neoplasia. La conclusión de este estudio relata que el estado de hipersecreción de la TSH se refleja en concentraciones elevadas, ya que en ocasiones pueden existir tumores hipofisiarios secretores de TSH.
Otro aporte que se suma es el artículo ¨La concentración sérica de tirotropina como un nuevo predictor de malignidad en nódulos tiroideos, investigación por aspiración con aguja fina¨, realizada por Boelaert (32), en donde se realiza un estudio en mil quinientos pacientes sin disfunción tiroidea, para evaluar si los parámetros clínicos y bioquímicos pueden predecir malignidad y se concluyó que el riesgo de malignidad en un nódulo tiroideo aumenta con las concentraciones séricas de TSH dentro del rango normal; añadiendo también que la concentración de TSH se la puede considerar como un parámetro independiente, que puede servir como complemento con la PAAF, para predecir el riesgo de malignidad, y que es necesario el estudio completo de exámenes bioquímicos y clínicos para llegar a una concreta clasificación.
A las investigaciones mencionadas, se suma el artículo ¨Niveles de TSH y riesgo de malignidad en pacientes con nódulos tiroideos categoría IV Bethesda¨, realizado por Fernández-Trujillo (25), en el cual se menciona un análisis experimental del tema que se está revisando bibliográficamente en el presente artículo, y ya que ciertos informes han sugerido una asociación entre el aumento de los niveles séricos de TSH y el cáncer de tiroides, se busca una respuesta a lo mencionado a pesar de que existan pocos aportes que brinden información significativa.
En la última década se ha demostrado a través de estudios la asociación entre los niveles de TSH y el riesgo de cáncer en pacientes con nódulos, tomando en cuenta que este valor difiere por las características clínicas de cada paciente. Por este motivo, se ha tomado un grupo de 127 personas clasificadas en esta categoría, con el fin de hacer un análisis retrospectivo después de proceder a cirugía. La cuantificación de TSH se ha determinado usando el ensayo inmunoenzimático de dos sitios (Sandwich), mencionando un valor de referencia de 0,38-5,33 mIU/l, en una persona sana. Por consiguiente, se realiza la valoración estadística por medio del análisis ROC (característica operativa del receptor), el cual es una representación gráfica de la sensibilidad frente a la especificidad, para un sistema clasificador binario. Este análisis refleja el valor de 2.1 mIU/l, como el punto de corte para la diferenciación entre benignidad y malignidad, donde Fernández-Trujillo (25) concluye que la proporción de pacientes con valores de TSH mayores a este punto es mayor en personas con cáncer que aquellas con enfermedades benignas.
Basándose en las referencias citadas con respecto a la relación que pueda presentarse, y a pesar de que existen pocos estudios que lo comprueben en su totalidad, se considera que podría existir una tendencia a malignidad cuando se cuantifican niveles de TSH por encima de los valores normales. De esta manera, no se puede tomar en cuenta los niveles de esta hormona como un único valor predictivo, mas sí como una referencia e indicador a una alteración en la secreción de la TSH, pues necesita de la ayuda de pruebas complementarias para descartar malignidad.

CONCLUSIÓN

El Sistema Bethesda sirve para la catalogación adecuada de una neoplasia y cuenta con un completo protocolo para su inspección diagnóstica, facilitando al médico una referencia de tratamiento.
La clasificación Bethesda IV es una de las más complejas de determinar, debido a las características oncológicas que se deben tomar en cuenta para su catalogación, por lo que se requiere de múltiples alternativas de estudio para lograr una acertada clasificación.
La cuantificación de la TSH, hormona principal en el metabolismo de la glándula, no sirve como un método de diagnóstico de malignidad. Se la considera sí como una herramienta, más no como un examen concluyente determinativo.
Los niveles de TSH pueden presentar un incremento en la cuantificación ante la presencia de un nódulo maligno, que representa el mal funcionamiento del canal hipotálamo-hipofisiario.
La malignidad de un nódulo puede ser determinativa, por el conjunto de análisis retrospectivos que garanticen un diagnóstico otorgado al paciente. Una solo prueba no es suficiente para catalogarla en el Sistema Bethesda.

 

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Como citar el presente artículo:

Aguirre R, Dalgo P, Serrano F. Niveles de TSH y riesgo de malignidad en pacientes con nódulos tiroideos categoría IV Bethesda. Revisión bibliográfica. Indexia. Agosto 2021.

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Año 1 | MAYO – AGOSTO DE 2021 | Nº 2
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